En Sempegua, corregimiento en el municipio de Chimichagua (Cesar), los niños de primaria ya no tendrán que desplazarse de su escuela en época de invierno, cuando por el desbordamiento de la ciénaga de Zapatosa que bordea el pueblo, debían buscar refugio en la parte alta para continuar las clases o perderlas durante meses, tras la inundación de las aulas.
El centro educativo de esa localidad Nuestra Señora del Carmen, gracias a un convenio del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD; con la Unidad Nacional para la Gestión de Riesgo, la Unión Europea y la Universidad Eafit de Medellín, es el primero en Latinoamérica en contar con tres salones flotantes, con capacidad para 60 niños, como estrategia de adaptación al cambio climático.
La estructura fue inaugurada el pasado jueves, en un ambiente de fiesta, en la población ubicada a más de 200 kilómetros de Valledupar, con una inversión que alcanza los 556 millones de pesos.
La escuela cuenta con un puente de acceso en madera plástica que se desarrolló a partir de un modelo de sistemas flotantes, construido por la universidad Eafit, el cual se conecta a las aulas que están soportadas en una plataforma en concreto ligero.
Lina Marcela Cataño, coordinadora de diseños de productos e ingeniera de la Universidad Eafit de Medellín, sostuvo que la idea de construir plataformas flotantes nace de una intención profesional de responder a problemas sociales desde la ingeniería, donde fue clave el apoyo del grupo de investigación en Mecánica Aplicada de la institución para los desarrollos tecnológicos.
'Las aulas flotantes están conformadas por varios sistemas que incluyen: sistema de flotación, sistema constructivo y un sistema de anclaje que mantiene la plataforma fija en un solo lugar, lo que permite que las aulas pasen de terrenos secos a condiciones de inundación de forma bastante estable', dijo.
FUNCIONAN DE MANERA VERTICAL. Cuando la ciénaga de Zapatosa, que en época de invierno recibe grandes cantidades de agua de los ríos Magdalena y Cesar, se desborda, la corriente ingresa al pueblo, superando la cota de inundación que es de 60 centímetros, a partir de esa medida, las aulas empiezan a flotar.
Las plataformas se impulsan con la propia fuerza de la corriente, sujetadas a un sistema de anclaje en postes de dos metros de altura, de tal manera que las aulas empiezan a elevarse, las torres que sirven de anclas impiden que estas naveguen de manera horizontal.
'De esta forma se garantiza el derecho fundamental de los niños a la educación y en época de lluvia se van a poder concentrar la mayor parte de ellos en su escuela', indicó Xavier Hernández, especialista del programa Área de Pobreza y Desarrollo Sostenible del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
Sostuvo que 'cuando sube la ciénaga, se mete en el pueblo y los niños pierden hasta cuatro meses de clases, nosotros planteamos cómo podíamos construir una medida de adaptación para enfrentar ese fenómeno, y lo quisimos hacer a través de estas plataformas'.
A diferencia de otras estructuras de mitigación que se han hecho en el país como los palafitos en Chocó, cuando pasa la inundación, las aulas vuelven a asentarse en el mismo sitio sobre las plataformas, en cambio en el otro sistemas las casas quedan elevadas.
UN AVANCE IMPORTANTE. Hasta que llegó este proyecto, Sempegua parecía un pueblo en el olvido. Ahora la comunidad agradece a la cooperación internacional y al gobierno haberse acordado de ella y adelantar esta obra para reducir el impacto de las inundaciones.
Marcial Barros López, docente de la escuela Nuestra Señora del Carmen, manifestó que 'padecíamos mucho con las inundaciones, este proyecto piloto es una solución y damos las gracias a las instituciones que participaron en esta obra.
Elizabeth Nobles Toloza, estudiante, calificó como un avance importante esta estructura. 'Antes teníamos que trasladarnos para los patios, pedir permisos en las casas de las partes más altas, dábamos clases en la iglesia y hasta en el parque cuando se desbordaba la ciénaga, hoy con las aulas flotantes podemos continuar en el colegio'.
El alcalde de Chimichagua, Javier Martínez, indicó que 'esto es una innovación por ser la primera vez en Latinoamérica. En invierno este corregimiento queda aislado de los demás municipios aledaños, los profesores dejan sus labores antes de que acabe el año, en octubre por las lluvias, porque las aulas se inundan, con esta tecnología, el calendario educativo se va a desarrollar normalmente', puntualizó.