Los creyentes predicando las barbaridades de los días finales. Algunos murmuran que resucitó el fantasma de la violencia de los años 90s, otros peleando hasta la muerte estúpidamente por partidos políticos. La gran mayoría, ocupados en el emprendimiento del Tik Tok, y para acabar de ajustar, la prensa no se cansa en re victimizar a los de cuello blanco y de justificar las palabras del poeta Rysiard Kapuscinski al expresar, que: "Cuando se descubrió que la información era un negocio, la verdad dejo de ser importante" pero lo que al parecer ignoran es que no hay cosa más difícil que sostener una mentira, se cae porque se cae. 

Así como la devaluación de nuestra moneda por el alza del dólar, pese a que el salario mínimo ascendió al millón de pesos irónicamente después de casi sesenta años, estoy por creer que si la culpa fuese una torta a cada quien le tocase su parte. Y alimento mi argumento porque me es difícil concebir, agradecer a un mandatario por hacer obras con dinero público, en consecuencia, que es como aplaudirle a un cajero automático por entregarte tu propio dinero. 

La gran tragedia de la vida no es la muerte señores, es dejarse manipular por la mirada adquisitiva de Benjamín Franklin, aunque si bien es cierto, es este, quien controla las masas. Cómo la arbitrariedad de jugar la final de la súper copa española en tierras árabes y como muchas otras cosas que me abstengo en mencionarlas por salud mental. Recuerda: "Si quieres saber cuán importante eres para la sociedad, destrúyete vete al suelo" 

Thiago Bettin