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Algunas veces se conocen historias que parecen salidas de la realidad, unas que otras, alguna fábula, leyenda, cuento y hasta inverosímiles si uno se imagina que realmente ha sucedido.

Existe una frase muy conocida y muy repetida por el común de las personas tal como “la palabra tiene poder”.

Es muy común observar a vecinos del barrio salir a pasear con sus mascotas todos los días, esto se ha vuelto una rutina sin ninguna novedad, salvo que la mascota haga sus necesidades y el amo no las recoja, muy afortunadamente esto ha concienciado a la gran mayoría. Sin embargo; no todos los amos se toman el trabajo después de haber recogido los excrementos de sus mascotas y depositarlos en las canecas que disponen los parques de la ciudad o en las bolsas de recolección de basuras. Ojalá y se siga concienciando al respecto.

El caso al cual nos referiremos en esta página nos ha causado mucha gracia debido a que por la persona que la cuenta podríamos manifestar que se trata de un gran bromista o de un mentiroso.

Y no lo juzgareos porque cualquiera podría responder en forma jocosa: “te creo porque también soy mentiroso igual que tú”.

Resulta que, un vecino, amigo, docente y también mamador de gallo como todo barranquillero tiene un perro de la raza. Vecino conocido con el nombre de Giovanny. Desde muy temprano saca a su mascota a caminar por las calles de barrio, saludando jovialmente a todo el que encuentra en su camino, incluso hasta si el vecino no se ha percatado de su presencia, Él lo llama por su nombre para saludarlo muy cordialmente, esto es un detalle que llama la atención de sus amigos y del vecindario.

Su mascota un Buldócer inglés con tres tonos de color, amarillo, blanco y negro caminando a su lado sin despagarse de él.

No falta el vecino que empieza a detallar minuciosamente para difundir entre los vecinos y preguntarles si ellos se habrán percatado de que el perro y Giovanny son muy parecidos, motivo que genera risa para el que por disimulo no se atreve a manifestarlo. Sí efectivamente no hay que afirme lo contrario, el vecino y el perro son parecidos. Tanto así que otro vecino con socarronería le preguntó: ¿cuál de los dos es perro?, él para seguirle el juego a su vecino, muy sonriente empuñando su mano derecha y con el dedo anular se golpea el pecho afirmando: ¡el perro soy yo!

En verdad parecen clones a diferencia de que la mascota va posada en sus cuatro extremidades, pero el vecindario insiste en que son igualitos.

Cierto día se le ocurrió ir a una supertienda de cadena con su mascota y sucedió algo que él no esperaba.

El vigilante le dijo al perro que usted no puede entrar y el señor sí, la mascota muy alegre entró al supermercado, mientras él asombrado no podía creer lo que estaba sucediendo. El vigilante confundió a la mascota con su amo, dejó al profesor Giovanny en las afueras de la supertienda mientras el canino meneando su cola muy alegremente se paseaba por los pasillos de la supertienda.

Un poco indignado el profesor Giovanny, trató de explicar al vigilante de la supertienda, el vigilante al confundir pensó que el perro le estaba hablando y sufrió una fuerte crisis emocional por lo que el sector se llenó de curiosos, algunos salieron despavoridos pues pensaron que era un acto paranormal el que un perro hablara.

Sin embargo, al salir el can de la supertienda una de las muchachas de atención que está ubicada en el módulo de la salida manifestó: Señor, veo que no encontró lo que buscaba, lo esperamos nuevamente por acá.

Giovanny se sorprendió con la actitud de la empleada y el trato con su mascota. Situación que obligó al profesor Giovanny a colocar un collar y una cuerda a su mascota para evitar situaciones como éstas.

Pasemosla como inocentada o como un hecho carnestolendico.