Cartagena. Una Semana Santa cargada de bendiciones es la que siempre les llega a Gregoria y Josefa Simarra, dos hermanas y socias conocidas como Chepa y Goya que, desde hace cuarenta años se ganan la vida vendiendo pescado en el mercado de Bazurto.
Por su local, denominado La Pelea, han pasado dos generaciones que se han formado a punta del mismo oficio.
Chepa, de 55 años, aclara que aquello de La Pelea es un decir, pues ellas poco discuten y lo que mejor saben hacer es confrontar por cuál de las dos es la que mejor atiende a los clientes que para esta temporada llegan como en una procesión buscando el pescado que se vuelve de primera necesidad por la tradición.
La labor comienza a las 4 a.m. en sus casas de barrio San Francisco. De allí arrancan para la central mayorista no solo sus maridos, yernos e hijos mayores para comenzar el ‘combate’ del rebusque. Las mujeres llegan una hora después una vez dejan todo organizado en sus hogares. 'El Jueves Santo toda la familia se une aquí en La Pelea a vender porque el negocio así lo requiere. La venta tanto hoy como mañana son buenas y tenemos que aprovechar para ganarnos unos buenos pesos', comenta Chepa, mientras le muestra a uno de sus tantos clientes un pargo que negocia en 25 mil pesos.
Goya, distante y más callada, dice que siempre para esta temporada les llega una buena bendición. Creyente en Dios, asegura que para esta temporada suele salir buen pescado para la venta.
El trabajo es intenso en el pequeño puesto en el que una se coloca distante de la otra. A las ocho de la mañana arranca entonces el combate por el pan de cada día.
En medio de todo, siempre hay tiempo para los chistes y las bromas. Chepa dice que tiene siete hijos y que se hicieron gracias al fósforo del pescado y en el poco tiempo que le quedó libre de su trabajo. 'Eso uno no demora mucho', dice en medio de las risas esta mujer que está firme como un roble y que no se cansa de gritar a su hijo Javier para que se apure con los pescados porque el cliente tiene que irse.
Ambas coinciden que lo que menos quieren es que sus consumidores se vayan descontentos. Señalan que el pescado que ellas venden es de primera y por esto son tan reconocidas en el mercado de Bazurto. Josefa asegura que son de los pocos vendedores que, por ejemplo, tienen bocachico criollo para la venta porque el resto se ha dedicado a traer puro argentino.
Pese a la sequía que viene afrontando el país y principalmente la Costa Caribe, piensan que Dios siempre se acuerda de ellas y de sus familias. 'El pescado ha subido pero una no puede por esta razón salir a incrementar los precios que después no le vayan a comprar', dice Goya, quien asegura que lo que más se vende ahora es el bagre salado y mojarra negra que se consigue a diez mil pesos el kilo.