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El puente que unirá a Cartagena con la isla de Barú, conocido como el de la Conectividad, unas de las más importantes obras de los últimos años en esta capital, tiene defensores y detractores.

Después de 14 meses de trabajos, el puente será puesto en servicio el próximo 21 de marzo.

Según la Alcaldía, Cartagena y Pasacaballos quedarán conectados con los corregimientos de Santa Ana, Barú y Ararca, en Barú, la isla que posee un potencial turístico y residencial por explotar.

Esto generará, de acuerdo al Gobierno distrital, desarrollo social y económico que se revertirá en los nativos. La obra se hizo gracias a una alianza público privada. La empresa Puerto Bahía, invirtió alrededor de $20 mil millones. Se trata de un puente de 558 metros de longitud y 13 de ancho. Comprende dos calzadas de 3.65, metros cada una, al igual que un sendero peatonal de 1.50 metros y 38 pilotes. El contrato con el Distrito, además, incluye la iluminación de toda la estructura.

A pesar de ser una obra reclamada por años, en la isla y en Pasacaballos algunos no están conformes. En su mayoría son integrantes de familias que, desde sus ancestros, han derivado sus ingresos de las actividades que desarrollan a orillas del canal.

Una vez el puente inicie su funcionamiento, los dueños de los transbordadores o ferris; los vendedores ambulantes y los propietarios de pequeñas embarcaciones, temen que quedarán relegados.

Para ellos, por economía y comodidad, a pocos les resultará rentable utilizar un ferri o una canoa para atravesar el Dique.

Piden indemnización. Néstor Madrid Guerrero, dueño de uno de los ferris que hace diez años pasa vehículos y personas, de una orilla a otra, dice que hizo parte de la consulta previa, en la que, al igual que muchos de sus compañeros, planteó sus preocupaciones sobre el futuro económico de las familias que dependen de esta actividad.

Madrid dijo que, desde cuando se inició la construcción del puente varios vecinos del barrio El Progreso, en Pasacaballos, están afectados.

Agregó que debido a que el puente obstruye la parte baja de esta zona, muchas de las casas se anegaron en la pasada época de lluvia y temen lo peor para el próximo invierno.

Madrid dijo que diariamente cruza por su ferri a alrededor de 50 vehículos. El costo por movilizar cada automotor es de $15 mil. Él mantiene a su esposa y a diez hijos.

Según Madrid, otras seis personas son dueñas de transbordadores. A parte de los propietarios, indirectamente, cerca de 80 familias sobreviven gracias al cruce de pasajeros y vehículos hacia la zona insular.

Duiver Blanco Fruto, conduce una embarcación desde hace 17 años. Asegura que sus ganancias diarias oscilan entre los $70 y $80 mil. Blanco sostiene a su esposa y a seis hijos.

Fernando Asprilla se gana la vida vendiendo cervezas y cruzando personas en su canoa. Tiene 25 años dedicándose a esta actividad. Informó que, en promedio, sus ingresos diarios van de los $50 a $100 mil.

Inventario de beneficios. A pesar del malestar de quienes obtienen sus ingresos por el cruce de personas y actividades similares, Santiago Carrasquilla, director técnico del proyecto, destaca los beneficios de la obra.

Dijo que con el puente, las poblaciones de Pasacaballos, Santa Ana, Ararca y Barú, tendrán un mejor acceso para que llegue a sus habitantes más inversiones en salud, educación y servicios básicos, entre otros.

El ingeniero añadió que los proyectos de vivienda y los hoteleros contarán con un auge muchísimo mayor, debido a la facilidad de transporte y esto representará más ingresos para los nativos, así como se aumentarán las plazas de trabajo formal para los isleños.

'Para el puente solo falta la ejecución de obras como las barandas peatonales y las barreras de tráfico, al igual que la protección de las orillas de cada lado del Dique.

También está pendiente la parte de ductos y platinas para la iluminación. Serán instalados postes de 12 metros de altura. Por último, restarían las aproximaciones de las vías hacia la estructura. Entendemos la molestia de algunas personas, pero todo es en beneficio de la comunidad', dijo Carrasquilla.

Debido a que las zonas aledañas deben ser adecuadas por completo, también se realizan trabajos en las zonas de acceso, tanto en la parte continental, como en la insular.

Según Carrasquilla, en las diferentes etapas del proyecto se generaron alrededor de 200 empleos. Dijo que la mayoría fueron nativos.