
Tras la rumba, barranquilleros madrugan a ponerse la cruz de ceniza
En la Catedral Metropolitana María Reina cientos de feligreses se unieron en torno a la reflexión y la purificación de almas por medio de una negra cruz en sus frentes.
Luego de cuatro días de maicena, espuma, baile, desfiles y trasnochos, los barranquilleros madrugaron a darle comienzo a la Cuaresma con la imposición de la cruz de ceniza.
En la Catedral Metropolitana María Reina cientos de feligreses se unieron en torno a la reflexión y la purificación de almas por medio de una negra cruz en sus frentes.
Cerca de 80 personas fueron las primeras en llegar a las 7:00 de mañana en la Catedral, a la primera misa del día, presidida por monseñor Víctor Tamayo.
“Este año estará enfocado en la misericordia y en la paz, pero no solo la misericordia de darle al más pobre y desfavorecido, si no, ayudar al prójimo a que encuentre su camino, brindarle principios de vida, solidaridad y afecto”, aseguró Monseñor en diálogo con EL HERALDO.
Una tradición familiar

María Barios de Lobo y Miguel Ángel Lobo son una pareja de ancianos que suman 60 años de matrimonio, de los que por más de 14 madrugan cada miércoles de ceniza a imponerse la cruz en la Catedral.
“Siempre venimos juntos a la iglesia, tenemos más de 60 años de casados y desde que nos mudamos cerca de la Catedral, hace como 14 años, venimos a colocarnos la cruz”, afirma María Barrios mientras ayuda a sentar a su esposo Miguel Ángel, luego de colocarse ambos la ceniza.
Sobre los motivos por los que asisten a la primera eucaristía del día, las razones son más de salud, por sus edades avanzadas, que de creencias, pero de todas formas lucen con cierto orgullo ser de los primeros en llevar la señal de la cruz en sus frentes.
Imposición de la ceniza

Bajo las notas de los coros que entonaban “perdona a tu pueblo señor, perdona a tu pueblo”, uno a uno los asistentes subieron al altar y se rindieron ante las manos de monseñor y sus ayudantes que con su pulgares dibujaban la señal de la cruz como símbolo del perdón y el recogimiento.
Todo esto con el fin de llevar a la reflexión “del polvo vinimos y a él volveremos”.
Con esta imposición, se comienzan a contar 40 días para el comienzo de la Semana Santa, una semana en la que se conmemora la muerte, pasión y resurrección de Jesús.