Barranquilla

Pruebas covid casa a casa: labor de alto riesgo para mujeres cabezas de hogar

Cerca de 60 integrantes del personal de salud se encargan diariamente, casa a casa, de realizar pruebas covid en Barranquilla.

Toc, toc. Abren la puerta. Una menor de edad se arma de valor, contiene sus tristezas como puede, e informa que el cadáver que se encuentra en el interior de su casa es el de su padre. Antes de que siquiera obtenga una respuesta por quienes acaban de llegar a su morada, respira profundo –haciendo de tripas corazón para que no se le escape una lágrima– y prosigue con su angustioso relato: su madre está en una unidad de cuidados intensivos, las esperanzas de sobrevivir son minúsculas y tiene un dolor en el pecho que no sabe si es por un vacío en el alma o por una enfermedad. Está agobiada y la serie de dificultades que enfrenta la hace temer lo peor.

La pequeña está sola, con sus familiares lejos, con su mundo desmoronándose  a pedazos a raíz del coronavirus, pero logra mantenerse en pie. Y ahí, en la entrada de lo que todos estos años ha considerado su hogar, encuentra apoyo en dos mujeres desconocidas a las que solo alcanza a verle los ojos, debido a las varias capas de tela en las que están forradas. Quizás no recibe el abrazo que tanto necesita, pero sí acepta unas palabras de aliento en medio de su soledad y una guía para cumplir durante días difíciles.

Debido a sus trajes, una vestimenta que les invisibiliza cualquier emoción en el rostro, las mujeres en mención parecen completamente ajenas a cualquier situación que les toca afrontar a diario, pero en realidad es todo lo contrario. El olor a muerte y la fatídica rutina que se vive en la nueva normalidad es algo que las afecta por más preparadas y capacitadas que estén. Su principal objetivo es plano, la búsqueda constante de nuevos casos de covid en la ciudad; sin embargo, su labor va más allá de hisopados, visitas de rutina, formularios y polainas. Les toca ser faros en medio de la oscuridad, soporte a familias en desgracia y ‘mano amiga’ –al menos en materia de apoyo moral– a un desconocido con una enfermedad mortal en su cuerpo.

A ellas, que hacen parte del personal de salud del Distrito, les ha tocado bailar con la más ‘fea’. Quizás ya no son insultadas, como al principio de la pandemia, cuando llegaban a un barrio. Ya no reciben agresiones verbales, ni son discriminadas. Ya no generan rechazo –sobre todo en las comunidades de escasos recursos– cuando con sus trajes antifluidos y botiquines en mano recorrían las calles de la ciudad. Dejaron de ser una ‘visita no grata’, pero su incansable labor sigue siendo extremadamente difícil y cruel en cuestiones anímicas por los devastadores casos que conocen de primera mano. Eso sin contar que día a día se exponen a infectarse del virus que tanto quieren mantener lejos de su casa.

Así es el día de una integrante del personal de salud

Las profesionales de la salud reconocen los riesgos a los que están expuestas, pero los asumen con valor. Este es un recorrido por su rutina.

John Robledo
John Robledo
John Robledo
John Robledo
John Robledo
John Robledo
John Robledo
John Robledo
John Robledo
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John Robledo
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Bloque de Búsqueda

Glorida Agámez tiene a su cargo tres hijos, uno de los cuales sufre de hipoacusia,  una enfermedad conocida por la disminución de la sensibilidad auditiva, y un familiar de 95 años de edad. La mujer, de 41 años, es técnica en auxiliar de enfermería y desde el año pasado es una de las 60 profesionales, según cifras entregadas por el Distrito, que se dedica a buscar casos positivos de covid por toda la ciudad, un trabajo que la hace vivir con miedo debido a los horrores que ha visto en miles de hogar barranquilleros.

Hace mucho tiempo que no abraza a sus hijos como quisiera. Le toca negarle un beso a su pareja cuando llega del trabajo y hasta le toca ingresar por una puerta secundaria a su hogar para evitar traer a su intimidad cualquier mal de la calle. Se ha vuelto un ‘robot’, pero todo lo hace con un objetivo: seguir ayudándole a la comunidad con sus labores de muestreo y evitar que sus seres queridos se contagien de la enfermedad que tiene al borde del colapso al sistema sanitario.

No es una labor fácil. Yo trato de dividirme para siempre estar pendiente de las cosas de mi casa. El momento de la llegada es atroz porque mis hijos quieren abrazarme luego de un día largo de trabajo, pero lo importante es que saben los protocolos que hay que seguir y las cosas que están sucediendo. Yo desvisto y me desinfecto en el patio para luego ingresar a la casa. Los saludo, pero no es un saludo  tan fraternal como ellos estaban acostumbrados antes de la pandemia. Yo tengo miedo, pero el miedo también ayuda porque hace que uno se proteja más”, explicó la mujer.

“Nos han tocado casos muy difíciles. Casos donde hay fallecidos en la vivienda y ya luego que hablamos con las personas e hicimos las muestras e ingresamos al carro alguna lágrima se nos corre. Nosotros somos muy empáticos con la gente. Muchas veces sentimos el dolor de las otras personas”, agregó.

A pesar de los riesgos, Glorida siente que su labor es clave para que Barranquilla pueda salir adelante en medio de la crítica situación que vive. Según la mujer, diariamente se esfuerza para llegar a más casas, con el objetivo de que las personas sepan de manera fidedigna su estado de su salud y, en caso de que resulten positivas con covid, puedan ganar algunos días valiosos con cuidados y tratamiento médico para que sus cuerpos no sufran grandes deterioros. Considera que su profesión le ha arrebatado un poco la tranquilidad de otros años y la mantiene en vilo constantemente, pero le ha sumado a su orgullo por aportar un granito de arena la golpeada comunidad de la capital del Atlántico.

“Lo que hago me hace sentir mucho orgullo porque le estoy dando a mis hijos un ejemplo moral y educativo. Cuando nosotros hacemos la muestra y la persona sabe que es positivo ya puede tomar alineamientos y puede hacer las cosas con mayor rapidez para prevenir un desenlace fatal”, dijo.

John Robledo

Labor titánica

La labor del personal de salud que se encarga de realizar pruebas covid casa a casa, no permite errores. Cada uno de los integrantes, la mayoría mujeres, son recogidas en horas de la mañana por vehículos de la Alcaldía para –posteriormente– transportarlas hacia puntos médicos de la ciudad donde recogen sus implementos, insumos de la jornada y les entregan la hoja de ruta a seguir durante el día.

El bloque de búsqueda comunica a las diferentes familias, a través de llamadas telefónicas, que serán visitadas en las próximas horas y que ellos tienen la potestad de acceder o no a la realización de pruebas covid en sus inmuebles. A estas alturas de la pandemia la mayoría de hogares acepta la visita del personal de salud, pero muchas veces sienten desprecio y presión externa por parte de sus vecinos al ser posibles sospechosos del virus.

“Cuando llegan los doctores y se cambian en la calle enseguida salen los vecinos a las puertas de sus casas a ver qué está pasando y todo se vuelve un chisme. Empiezan los malos comentarios y después de la prueba hasta lo tratan mal a uno. Por eso a veces uno no quiere que lleguen para evitar esas cosas, pero también es importante saber si uno está contagiado o no”, manifestó un hombre del barrio La Paz que prefirió reservar su nombre.

Además de lo anterior, muchas familias se predisponen al momento de hacerse la prueba porque desconocen que pueden ser pacientes asintomáticos, desconfían del personal de salud o porque consideran que una leve tos originada por la covid no puede hacerle mayor daño a su organismo con el pasar de los días.

Mayra Alcázar, quien es fisioterapeuta de profesión, conoce cada de estas aristas y por eso es consciente de que cada caso hay que tratarlo de forma distinta para poder dar soluciones a las familias, un ejercicio que está dichosa de realizar pese a estar ‘sumergida’ en un manojo de telas que le ‘quema’ la piel por la alta temperatura de la ciudad.

“Nosotros debemos saber abordar a los pacientes. Cada vivienda tiene diferentes necesidades y debemos brindarle todos los conocimientos que muchas veces los pacientes ignoran. Hay que guiarlos. Esto es sobre todo una labor social”, dijo la profesional de 24 años.

Cortesía

Vacunación casa a casa

Con el propósito de fortalecer el plan de vacunación covid-19 del Distrito de Barranquilla, promocionar los beneficios de la vacuna e insistir en las medidas de autocuidado, las EPS Mutual Ser y Coosalud se unieron para realizar un barrido y demanda inducida casa a casa, salvando vidas a domicilio.

La jornada de aplicación de la vacuna covid-19 casa a casa se inició el pasado 19 de abril en la localidad Suroccidente. Los equipos de vacunadores recorrieron los barrios El Bosque, Evaristo Sourdís y Las Malvinas en búsqueda de los adultos mayores de 65 a 69 años afiliados a estas dos EPS. Y en algunos casos, de acuerdo con las condiciones de pacientes afiliados a otras instituciones de salud, también se presta el servicio de vacunación domiciliaria.

El alcalde Jaime Pumarejo destacó la labor que realiza este equipo de mujeres que se encargan de rastrear los casos positivos y aplicar las vacunas casa a casa.

“El trabajo que realiza nuestro personal humano de la Secretaría de Salud haciéndole las pruebas a los barranquilleros están importante como el que realizan las vacunadoras y en general todos los que están exponiendo sus vidas para salvar otras. Todo nuestro reconocimiento a ellas, esas mujeres que se despiertan, dejan a sus familias y salen a recorrer todas las calles de Barranquilla para seguir luchando contra esta pandemia”, manifestó el alcalde.

Por otro lado, debido al momento que vive Barranquilla, los líderes comunales de Barranquilla han vuelto a intensificar labores de concientización y autocuidado por el coronavirus para evitar que los barrios donde residen vuelvan a hacer parte de las zonas con más casos positivos de la ciudad.

“Estamos viviendo uno de los momentos más difíciles por lo que toca trabajar de la mano de todos para poder salir adelante. Hay que comprometerse con las medidas de autocuidado para evitar nuevos confinamientos. No hay que bajar la guardia”, manifestó Deivy Cásseres, jefe de la Oficina de Participación Ciudadana.

Glorida Agámez diligencia formularios para la realización de la respectiva prueba PCR. John Robledo
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