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Conservar la zona patrimonial de Bellavista, Prado y Alto Prado obliga a los propietarios de los inmuebles ubicados en este sector a cumplir con los lineamientos fijados por el Ministerio de Cultura y que están contenidos en el Plan Especial de Manejo y Protección (Pemp).

Uno de los grandes debates que ha planteado este plan de manejo tiene que ver con lo costoso que resulta el mantenimiento de los inmuebles y las restricciones para intervenirlos cuando se requiera.

Algunos propietarios de estos inmuebles están optando por habilitar las viviendas para que en ellas funcionen restaurantes y otros establecimientos de comercio, como una estrategia para mejorar sus ingresos y que la zona ofrezca otro atractivo turístico, de tal manera que tengan un alivio en la carga económica que les representa la conservación de los inmuebles patrimoniales.

Es así como en Bellavista ha surgido un corredor gastronómico que, aunque no obedece a un plan diseñado por las autoridades, tiene su esencia en la llamada economía naranja, para dinamizar este sector patrimonial.

En este sector podrán encontrar desde pizzerías con menús variados, restaurantes de comida libanesa, árabe, de mar, típica de Barranquilla, cocina costeña, comidas rápidas y hasta santandereana.

Alrededor de 16 restaurantes, 8 puntos de comidas rápidas y una heladería hacen parte de la oferta en este corredor, ubicado entre las carreras 59 y 61 y las calles 64 a la 76.

La estrategia puede resultar beneficiosa para algunos habitantes, pero para otro grupo se ha convertido en un dolor de cabeza, por la contaminación sonora, la contaminación ambiental y los problemas que genera la ocupación del espacio público. Estos vecinos reclaman de las autoridades mayor control y el cumplimiento de los lineamientos del Ministerio de Cultura para las zonas patrimoniales.