Todo empezó hace 14 años. El equipo de gobierno del entonces alcalde Alex Char, hablaba de convertir a Barranquilla en una ciudad empresaria. Quien promovía la idea era Jaime Pumarejo Heins, un joven de 27 años, que acababa de regresar del programa de Desarrollo de Liderazgo para Jóvenes Ejecutivos, de la multinacional Ingersoll Rand. Char le había encargado la revisión de todas las concesiones que fueran una afrenta para Barranquilla.
La pregunta que se hacía Pumarejo, en medio de la gestión, era: ¿Si el Distrito podía hacer bien las cosas, por qué se las entregaba a un particular?
Con esa idea nacerían, más adelante, empresas como Puerta de Oro, Siembra y Alumbrado Público, entre otras.
Pero había una que lo mortificaba particularmente: La Triple A. Por acciones controvertidas de otros gobiernos, la ciudad había pasado de tener el 85% de la participación a menos del 15%. Desde la perspectiva de Pumarejo, era vergonzoso.
Cuando se encontraba formulando el plan de gobierno que le propondría a los barranquilleros en las elecciones del 2019, volvió a tocar el tema. Su instrucción fue, según recuerda el gerente de Ciudad, Carlos Acosta: ¡recuperemos la Triple A!
Cuando estalló el escándalo de Inassa, apareció la alternativa. ¿Y si esas acciones pasan al Distrito? Aunque lógica, la pregunta requería que el proceso judicial avanzara.
El arranque se produjo, en efecto, con las medidas de embargo y secuestro decretadas por la Fiscalía General de la Nación sobre las acciones de Inassa en 2019. Al pasar a la Sociedad de Activos Especiales, esta resultaba ser la mejor ventana, de manera que se desechó cualquier otra que se hubiese considerado.