A organizaciones como la Fundación Ser para Ser hay que apoyarlas y visibilizarlas, porque con su trabajo aportan a la construcción de una ciudad y de un país que tengan la valentía de soñar. Son esenciales para fortalecer la cohesión social y promover una visión de desarrollo incluyente.
El Caribe se convertiría así en la primera RET del país, un logro que no se ha gestado de un día para otro, sino que responde a la visión de los constituyentes de la región, quienes defendieron en la Asamblea Constituyente un esquema de descentralización regional que quedó finalmente plasmado en la Constitución.
El reconocimiento del Estado de Palestina por parte de Francia, España, Canadá y el Reino Unido envía un mensaje inequívoco: la comunidad internacional no respalda las acciones de Israel y ha llegado el momento de impulsar de manera decidida la solución de los dos Estados.
Acarrea efectos reputacionales que pueden impactar la percepción del país ante inversionistas extranjeros, afectar el turismo -tan sensible a este tipo de decisiones- y repercutir en el día a día de los colombianos en el exterior.
Hoy, frente a esta nueva situación, es imprescindible que las autoridades ambientales —Corpamag, Invemar y el Ministerio de Ambiente— actúen de manera articulada, rápida y eficaz, protegiendo tanto al ecosistema como a las comunidades.
En este contexto, quiero destacar la iniciativa Mujeres por la Democracia, una organización colombiana que busca ampliar la participación femenina en la política, generando espacios para líderes nuevas y consolidadas, y ampliando el espectro de la conversación política para las colombianas.
Aunque a la fecha se desconoce cuál es el verdadero plan de Estados Unidos —si es que existe—, el gobierno de Trump y su secretario de Estado, Marco Rubio, férreo opositor del régimen, perderían toda credibilidad si llevaran a cabo este gran despliegue naval sin lograr, al menos, negociar la transición hacia la democracia en Venezuela.
La seguridad de Colombia está en cuidados intensivos, y el llamado a fortalecerla debe ser unánime. Si en adelante el país quiere explorar nuevos procesos de paz, deberá hacerlo sin resquebrajar el orden público ni dejar al país a merced de los violentos.
Estos acontecimientos, además de afectar profundamente a las familias, generan dolor, rabia o desesperanza colectiva que, si no se abordan de manera más abierta, seguirán alimentando la lista de resentimientos no procesados que carga el país.
La situación en Gaza es la prueba de que ni la más atroz crueldad logra movilizar de forma unánime a la sociedad internacional para detener la violación masiva y sistemática de derechos humanos en un territorio donde la esperanza de una humanidad mínimamente justa se desvanece por completo.