No se necesita ser brujo para saber lo que sucederá cuando densifiquen más el remanente del lote Pajonal en Puerto Colombia y urbanicen el lote Pavas Sur en Barranquilla. No solo es la tragedia ecosistémica. Es el desastre en parqueo, movilidad y espacio público. Serán las consecuencias de una mala planificación ambiental y territorial.
No hemos podido edificar una sociedad democrática donde las diferencias políticas e ideológicas jamás concluyan en la violencia. No hemos logrado que la moderación sea un principio cardinal en el funcionamiento de la democracia.
Petro ha demostrado ser un líder de masas de excepcionales dotes, pero también es un cultor del tremendismo y con frecuencia lanza contenidos sin sustento. También le encantan los anuncios ostentosos que después no está en capacidad de ejecutar.
El Humboldt subrayó que ellos han suprimido el vocablo “rastrojo”, que tanto le gusta a Argos para restarle valor ecológico al terreno donde se levanta Ciudad Mallorquín, porque también los “rastrojos” tienen la tendencia natural a recuperarse y merecen rango de conservación.
Además de cuidar lo que queda del bosque seco tropical, lo que implica respetar el patrimonio ambiental sobreviviente, es imperativo que los proyectos urbanísticos garanticen una funcional infraestructura vial.
La CRA, para el aprovechamiento forestal en el predio Pajonal, ha revelado un inventario de árboles, aves, anfibios, reptiles y mamíferos que no cabe en este espacio.
A quienes no lo saben o lo han olvidado, debo decirles que lo ambiental fue esencial en la Asamblea Nacional Constituyente de 1991. De ahí que nuestra Constitución sea considerada una Constitución ecológica, tanto por su articulado como por las sentencias que ha proferido la Corte.
La protección del bosque seco tropical es una obligación de las autoridades ambientales nacionales y locales en cumplimiento del artículo 58 de la Constitución, de las leyes y sentencias de la Corte, pues la propiedad, aunque sea privada, óigase bien, debe cumplir una función ecológica.
En este largo ejercicio periodístico siempre he tenido la precaución de basar mis trabajos en hechos, estudios, libros y voces expertas. Y sobre todo me he esmerado en escribir fundamentado en la motivación profunda de servir el interés público.
Henao omite que Ciudad Mallorquín es una derivación del Pomca 2017 y que donde se construye solo era posible una actuación urbanística de bajo impacto de acuerdo con el Pomca 2007, es decir, respetuosa de la riqueza forestal, la cual convirtieron, mediante un artificio tecnicista, en vegetación secundaria baja con la intención evidente de reducir el bosque lastimado a un monte sin ningún valor ecológico.