Esa fragilidad emocional se ve hoy potenciada por la omnipresencia del teléfono inteligente, que los mantiene en una burbuja digital, donde la comparación permanente, el escrutinio social y la desconexión del entorno real son la norma. El contacto directo ha sido reemplazado por una socialización filtrada a través de pantallas.
Gracias, ‘Bruja’, por habernos regalado tu fútbol, tu liderazgo y tu calidad humana. Por mostrarnos que sí era posible jugar bien y ganar, y que en el fútbol, como en la vida, el liderazgo serio y honesto, al frente de un grupo talentoso, casi siempre conduce al éxito.
Para 2050, uno de cada cinco colombianos será mayor de 60 años. Ante este desafío, no será la inteligencia artificial, sino la enfermería, la que estará llamada a liderar modelos de atención integral, continua y humanizada. Las y los profesionales de la enfermería tienen la capacidad de responder no solo a enfermedades, sino también a la fragilidad, la dependencia y las necesidades emocionales de una población longeva.
Recordar el logro médico que motivó esta columna debe convertirse en el impulso para construir una conciencia colectiva sobre la donación de órganos. Porque el trasplante no solo salva vidas: transforma familias, revitaliza comunidades, da sentido al duelo y devuelve la esperanza.
La ocupación de muchas UCIN ha caído por debajo del 60 %, muy lejos del umbral necesario para garantizar sostenibilidad financiera y calidad clínica. La baja rotación de pacientes compromete el desarrollo de habilidades del personal, debilita la capacidad resolutiva y eleva el riesgo de complicaciones. En este contexto, continuar sosteniendo servicios subutilizados no solo es inviable, sino clínicamente irresponsable.
El problema es que habrá otra pandemia. Es solo cuestión de tiempo. Y la forma en que valoremos las lecciones de la covid-19 determinará cómo enfrentaremos la siguiente crisis sanitaria. Si el legado de estos años es la desconfianza, la respuesta a una nueva pandemia será aún más débil.
Más allá de los problemas financieros del sistema, la crisis afecta directamente la salud física y mental de los pacientes. Las trabas en el acceso a la atención médica generan un sufrimiento silencioso que no puede ser ignorado. La ansiedad por las exploraciones es solo uno de los múltiples efectos colaterales que los colombianos comenzamos a padecer.
En Colombia, desde hace años existe normativa que regula la interoperabilidad de los datos de la historia clínica. Implementar herramientas tecnológicas y procesos que aseguren la coherencia entre los registros administrativos y las realidades operativas permitiría un cambio significativo, mejorando la calidad de los datos y reflejando con mayor fidelidad la realidad.
Estas enfermedades no reconocen fronteras municipales ni barriales. Cuando el virus está en circulación, todos los habitantes están en riesgo, sin importar su género, nivel socioeconómico o filiación política.
La venta de pólvora a menores de edad está prohibida, pero esto no impide que los niños tengan acceso a ella. En muchas familias, los padres suministran y permiten que sus hijos jueguen con chispitas, totes y volcanes, sin considerar las graves consecuencias que pueden derivarse de este comportamiento irresponsable.