Muchas empresas con utilidades millonarias —y con procesos que contaminan sin piedad— destinan un presupuesto para comprar bonos y así vestirse de “responsables ambientales” sin tocar lo esencial: reducir al máximo sus emisiones reales y quedarse solo con las inevitables.
El plan es claro, valiente y pertinente. El reto ahora es que las decanaturas y el cuerpo docente lo terminen de integrar. Que se repiensen las clases, las dinámicas participativas y los formatos de evaluación. Esto requiere conciencia, voluntad y coraje.
Aún así, la ciudad sigue siendo la mejor oportunidad para asistir a eventos artísticos, visitar museos, valorar su historia y arquitectura. Y sobre todo experimentar distintas culturas, las cuales puedes vivir y saltar de una a otra, viajando un par de paradas en sus cientos de líneas de metro subterráneo.
El ser humano no dejará de ser humano. Y muy pronto, toda esta “boberIA” nos comenzará a saber a cacho. Veremos que el latón no es oro, que el vidrio no es diamante, que el espejo no es mágico.
No se trata de izquierdas o derechas. De Petristas o Uribistas, de decir el disparate más sonoro para ganar likes en redes sociales. Se trata de sentido común. De humanidad. Colombia necesita, con urgencia, un liderazgo que nos hable con la verdad, que obre desde la sensatez, que no alimente más odio, que nos ayude a entender lo grave del momento que estamos viviendo para poder pararlo.
La invitación es a que valoremos más a los hacedores, los que tienen acabativas. Los que tienen la valentía de incomodarse y romper el esquema. Los que se atreven a pasar del romanticismo de la idea, al caos de la ejecución. Soñar es importante, pero hacer es urgente.
Este evento es el encuentro de quienes hacemos industria desde la creatividad, de los que vivimos de comercializar ideas, de transformar conceptos en productos y servicios, de los que generamos empleo con talento y visión. Es el espacio donde el Caribe creativo se piensa como un ecosistema empresarial sólido y pujante.
Zuckerberg propone un modelo donde la originalidad no es bienvenida. Porque lo original es ineficiente, impredecible, incluso molesto para los algoritmos. La IA no crea: sintetiza. Mezcla tendencias, datos, estilos, fórmulas. Y cuando todo se parece a todo, ¿cómo se supone que una marca va a destacar?
China está desnudando el mito del lujo. Y no por accidente. Todo apunta a una estrategia de guerra comercial: una respuesta finamente calculada frente a los aranceles y medidas proteccionistas que Trump ha querido imponer desestabilizando la balanza comercial mundial. Pero China no responde con alarde. Responde con paciencia. Y con precisión.
Hoy, Barranquilla y toda la región lideran avances en urbanismo, ciencia, tecnología, creatividad y cultura. Y no es casualidad, ni suerte, ni obra de ninguna corriente política de turno. Es mérito ciudadano. Es el resultado del perrenque colectivo de una nueva generación que se conecta con el mundo, que se forma, que emprende, que innova y que empuja con la fuerza del viento que sopla desde el mar Caribe.