En el reciente artículo ‘The Environmental Legacy of Coastal Sandbags’ publicado en la revista Marine Pollution Bulletin, se reveló que los sacos de arena que se utilizan en situaciones de emergencia por erosión costera o inundaciones están dejando un huella ecológica preocupante.
Según el equipo internacional de científicos, liderado por investigadores de la Uniatlántico en colaboración con el Institut français de recherche pour l’exploitation de la mer (Ifremer) (Francia) y la Grand Valley State University (Estados Unidos), estas herramientas se están convirtiendo en una fuente significativa de contaminación plástica en playas, dunas, manglares y estuarios.
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“Los sacos de arena no deberían utilizarse como una estrategia para proteger contra la erosión costera. Y un efecto colateral que tienen es que, como están hechos de plástico, este material comienza a fragmentarse y genera microfibras, pedacitos chiquitos de plástico que están contaminando el entorno”, dijo Nelson Rangel a EL HERALDO, líder de la investigación.

Tal como mencionó, estos sacos de arena están hechos de materiales plásticos, como polipropileno o polietileno se degradan rápidamente bajo condiciones marinas, generando miles de fibras plásticas que terminan incorporadas en los sedimentos costeros.
El estudio reveló que cada saco puede liberar entre 1 millón y 100 millones de microplásticos, “una cifra alarmante considerando los cientos de costales que suelen abandonarse tras eventos extremos”, se lee en el comunicado.
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De acuerdo con Rangel, los sacos de arena son una estrategia que en el artículo se clasifica como de “rápido desarrollo”.
“La gente tiene un concepto equivocado de que los sacos de arena van a contrarrestar el problema erosivo, y para nada sirven. Normalmente son una iniciativa que genera más problemas que soluciones”, argumentó el experto.
Dentro de los otros problemas que generan los sacos, se encuentra la minería de arena en pequeña escala, que puede generar un desbalance sedimentario. Además, al convertir estos sacos en muro, la energía del oleaje se refleja, se magnifica y favorece mucho más la erosión.
Dentro de las soluciones que propone el proyecto están utilizar alternativas más sostenibles, como costales biodegradables, sistemas modulares reutilizables o soluciones basadas en la restauración ecológica.
Casos en el Atlántico
El departamento del Atlántico, así como otras zonas costeras de la región Caribe, presenta problemáticas cada año con la erosión costera. Esta situación, que afecta a comercios y viviendas, se ha querido contrarrestar con diferentes alternativas, tales como los espolones y los ya mencionados sacos de arena.
En el artículo se investigó a detalle el caso de Puerto Velero, una popular playa en la que se observó la instalación de estas herramientas para proteger construcciones turísticas ubicadas en zonas de alta erosión.
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Sin embargo, descubrieron que, con el paso del tiempo, estas estructuras colapsaron y los costales fueron abandonados, lo que provocó “una acumulación masiva de residuos plásticos en la playa, alteraciones del perfil costero y un incremento en la erosión en zonas adyacentes por interrupción del transporte natural de sedimentos”, informaron en el documento.
“La historia de Puerto Velero es representativa de lo que está ocurriendo en muchas costas del mundo: se aplican soluciones improvisadas, pero no se planifican ni se gestionan sus consecuencias ambientales a largo plazo”, finalizó el profesor Rangel-Buitrago.