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La movilidad en Barranquilla y el departamento del Atlántico continúa siendo un reto por lo que las autoridades se encuentran evaluando nuevas alternativas para mejorar el tránsito de motocicletas y motocarros en la ciudad, más allá del esquema de pico y placa. La medida busca dar respuesta al creciente número de vehículos de este tipo en circulación y al alto índice de siniestralidad vial que representan.

De acuerdo con Carlos Granados, director del Instituto de Tránsito del Atlántico, las motocicletas están involucradas en cerca del 60 % de las muertes por siniestros de tránsito en el departamento, mientras que los motocarros representan otro 3 %.

“Los usuarios de motocicletas tienen un riesgo 18 veces mayor de morir en siniestros viales comparado con el tipo de usuario de otros vehículos”, manifestó Granados.

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Cabe señalar que estos datos han llevado a que las administraciones local y departamental consideren acciones complementarias y sostenibles que ayuden a reducir los riesgos en las vías sin afectar de manera desproporcionada a quienes utilizan estos medios de transporte como herramienta de trabajo.

Una de las principales estrategias que está próxima a ponerse en marcha es el pico y placa unificado para estos vehículos. La medida ya cuenta con el aval de los alcaldes de los diferentes municipios que conforman el departamento; sin embargo, no es la única acción que se necesita tomar para fortalecer la seguridad vial.

Según expertos en movilidad, para controlar la siniestralidad se debe contemplar el desarrollo de campañas de cultura ciudadana dirigidas a motociclistas y conductores de motocarros, enfocadas en el respeto a las normas de tránsito, el uso del casco y la prevención de maniobras riesgosas. Además, es necesario que se analice el uso de tecnologías como cámaras de vigilancia y control automático de infracciones, que permitan regular el tránsito sin necesidad de controles presenciales constantes.

 Tras un análisis es fundamental el fortalecimiento del sistema de transporte público, especialmente el sistema Transmetro, con el objetivo de ofrecer rutas más eficientes, integradas y seguras. De esta manera se incentivaría a los ciudadanos a optar por medios colectivos de transporte, disminuyendo la dependencia de las motocicletas para desplazamientos diarios.

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Otras medidas incluyen el mejoramiento de la infraestructura vial, la implementación de semaforización inteligente, la señalización en puntos críticos y la construcción de ciclovías seguras. Estas acciones permitirían ordenar el flujo vehicular y garantizar mayor seguridad para todos los actores viales y ya se encuentran en marcha.

El ingeniero Víctor Cantillo advirtió sobre las consecuencias negativas del crecimiento acelerado del uso de motocicletas en Colombia, las cuales hoy superan ampliamente en número a los automóviles.

“Actualmente, por cada automóvil nuevo que se vende en Colombia, se comercializan 34 motocicletas. Este dato revela el enorme impacto de este modo de transporte en nuestra movilidad, pero también en la siniestralidad vial”, explicó Cantillo.

Enfatizó, además, que más que un problema de eficiencia o tiempo de desplazamiento, el uso de motocicletas plantea un serio riesgo para la vida.

“Muchas veces en una misma moto viajan más de dos pasajeros y sin elementos de protección”, destacó.

Cantillo mencionó que más allá de los tiempos de viaje o eficiencia del transporte, el verdadero problema con las motocicletas es su “altísimo costo social” en vidas humanas.

También se refirió a los subsidios encubiertos que actualmente favorecen el uso de motocicletas: “El SOAT para motos está subsidiado. De hecho, debería costar tres o cuatro veces más que el de un automóvil, dado el mayor riesgo, pero el sistema actual transfiere ese sobrecosto a los dueños de carros particulares. Las aseguradoras estiman que el seguro real para una moto debería estar entre $700.000 y $1.000.000 al año”.

Además, criticó la exención de pago de peajes y algunos impuestos a motos de baja cilindrada, así como la baja exigencia técnica que permite la circulación de motocicletas que no cumplirían los estándares en otros países. “El resultado es un mercado lleno de motos muy baratas y poco seguras. Esto hay que revisarlo, aunque no sea popular políticamente”, agregó.

En cuanto al papel del transporte público, Cantillo señaló que su fortalecimiento es fundamental para reducir la dependencia de la motocicleta. “Muchas personas se han pasado a la moto porque el transporte público no satisface sus necesidades. Hay que invertir en buses de calidad, con carriles exclusivos, buena frecuencia, integración tarifaria y cobertura adecuada. Solo así será una opción real y no una obligación por falta de alternativas”.

Actualmente, en Barranquilla ya existen algunas restricciones vigentes para motocicletas. Entre ellas se encuentra la prohibición de circulación en horario nocturno, entre las 11:00 p. m. y las 5:00 a. m., así como limitaciones para transitar por el centro de la ciudad y por los corredores del sistema Transmetro, salvo casos autorizados.

De igual manera, en algunos municipios también se cumplen medidas que buscan regular el tránsito de motocicletas y motocarros.