
Casa Catinchi, la joya arquitectónica de la Plaza de la Paz
Este inmueble, ubicado en la carrera 45 con calle 50, fue recuperado tras años de abandono. Con más de ocho décadas de historia, hoy es operado por la Gobernación del Atlántico conservando su estilo neoclásico francés.
Rodeada de árboles y dentro de la segunda etapa de la Plaza de la Paz está ubicada la Casa Catinchi, el único inmueble que queda del extinto barrio Las Quintas.
Construida a principios del siglo XX, en la década de los cuarenta, esta residencia fue habitada en un principio por la familia Marino y posteriormente comprada por los Catinchi —de ahí su nombre—, unos emigrantes que venían huyendo desde Puerto Rico de la gesta independentista.
“Eran personas de muchas amistades y realizaban fiestas majestuosas”, contó el arquitecto Ignacio Consuegra.
Esta vivienda hospedó a prestigiosos personajes de la época y es una “muestra fiel” del estilo neoclásico francés del periodo republicano que tuvo relevancia en Barranquilla.
“Sus rejas reflejaron la influencia del forjado del Art Nouveau, pero todos sus elementos son afrancesados como sus espejos y ventanas. (...) A mí me gusta mucho la fachada de esta casa porque es como un resumen de la sencillez y sobriedad de ser elegantes, sin necesidad de ostentar con tanto elemento, lo que pasa con una arquitectura de opulencia y exageración”.
Con el pasar del tiempo la casa fue vendida y utilizada para fines comerciales. Luego quedó abandonada a su suerte y el deterioro opacó lo que un día fue una lujosa construcción, dejándola casi que en ruinas.
Fue a finales de 2017 que esta residencia se incluyó en la lista de 15 inmuebles que cumplían con los criterios de valoración para declararlos “patrimonio arquitectónico” de la ciudad, por ser una de las casas “más representativas” de la época republicana.

A pesar de dicho título, la casa obtuvo la licencia de demolición. Sin embargo, fue comprada por el Departamento del Atlántico dentro de un paquete de 18 predios que se adquirieron para la ejecución de la segunda etapa de la Plaza de la Paz, según informó la Gobernación en 2018. Esta entidad se encargó de su proceso de restauración y recuperación.
Siguiendo con la línea de recuperación de la Casa Catinchi de la anterior administración de la Gobernación, la actual retomó el proyecto para utilizar el inmueble como un espacio en el que la gobernadora, Elsa Noguera, pueda trabajar y recibir a personalidades del país y el mundo, como fue el caso de la visita del rey Felipe VI de España, en el marco del Congreso Mundial de Juristas 2021, a principios de diciembre.
Al ser un inmueble declarado patrimonio “siempre” se respetó su infraestructura original, sobre todo la fachada. Así lo explicó Marysin Buendía, encargada de la Casa Catinchi y directora de proyectos especiales de la Gobernación del Atlántico. Aun así, por el notable deterioro que presentaba, las ventanas se reemplazaron por unas de imitación de la época. “Se trató de guardar el enfoque y no tratar de meterle nada nuevo que hiciera perderlo”, dijo la funcionaria.
La casa cuenta con un despacho, sala de juntas, recepción, sala de espera, biblioteca, restaurante y patio interno. En este último espacio también se incluyó la rehabilitación del árbol de níspero del que se dice, tiene alrededor de 80 años de estar allí plantado.
Fue un equipo de profesionales en arquitectura, ingeniería y diseño los que trabajaron para regresarle la vida al inmueble. Un grupo de artesanos del Atlántico también hizo parte del trabajo, pues se encargaron de brindar piezas únicas hechas a mano y elementos decorativos que hoy reposan al interior de la casa y que le dan ese toque caribe .

Es así como artesanías de Paluato, corregimiento de Galapa, Usiacurí, Guaimaral (corregimiento de Tubará), por nombrar algunos, reposan en cada uno de los rincones de la casa y representan las tradiciones de los diversos municipios del Atlántico, que contrastan con el estilo neoclásico francés del inmueble.
En la zona de la biblioteca está el mapa del departamento tallado en el piso. También hay figuras de animales representativos, sillas, mecedoras tejidas y cuadros que muestran algunas de las danzas y tradiciones del departamento. En la sala de espera de la recepción están ubicadas unas pantallas que, según la funcionaria, constantemente están reproduciendo videos que narran “lo que está pasando en el Atlántico”.
Otro de los salones fue adaptado como el despacho de la gobernadora. Este, según detalló Buendía, cuenta con sofás franceses en terciopelo, una butaca entretejida y elementos decorativos como piedras naturales. Este espacio se conecta con la sala de juntas que fue equipada con un monitor inteligente en el que se pueden enlazar “desde cualquier equipo” para “realizar videoconferencias y dictar charlas”. De igual forma, cada uno de los rincones de la casa cuenta con herramientas tecnológicas que la conectan con el mundo.
