Sincelejo. Dieciséis años después de que la Dirección Nacional de Regalías destinara $1.173 millones al entonces alcalde de Sincelejo, Jorge Ospina Vergara, para que iniciara la primera fase de lo que sería la laguna de oxidación de la capital sucreña, hoy en día la obra está inconclusa.
Esto ha generado una contaminación de grandes proporciones, puesto que mediante algunas obras se desvió el cauce natural del arroyo Colomuto, que quedó en línea recta, dirigiendo todo tipo de desechos hacia una finca ubicada en el corregimiento Las Palmas, al suroriente de Sincelejo. Obras que fueron aprobadas por los alcaldes que sucedieron a Ospina Vergara.
Samira Solano de Fadul, propietaria de la finca Bremen, una de las más afectadas, inició en el 2009 una batalla jurídica contra el Municipio de Sincelejo para que solucionara este problema. Se trata de una demanda que reposa en el Tribunal Administrativo de Sucre y cuya pretensión es la reparación de 50 de las 94 hectáreas que conforman su predio.
Solano asegura que una vez comenzó la fallida construcción de la laguna de oxidación, que suma cerca de $20.000 millones de pesos en inversión, tanto en obras como en interventoría, los perjuicios han sido directos porque la finca Río de Janeiro Bajo II, adquirida para la importante obra y que está al lado de su propiedad, no era apta para construir dicha laguna.
Norbey Moreno Romero, presidente de la veeduría Sincelejómetro, quien desde el inicio de la obra advirtió de que la finca Río de Janeiro Bajo II no era apta por ser una zona de expansión urbana de Sincelejo, mantiene su afirmación y agrega que, de no haber una intervención de emergencia, la contaminación seguirá aumentando.
Moreno señala que los diseños iniciales de la laguna no resultaron porque los arroyos no confluían en la finca de los Vergara sino en la de Solano, y que por tanto, durante la administración del alcalde Jesús Paternina Samur se propuso una estación de bombeo de aguas residuales Colomuto, conocida como Ebar. Esta se sitúa a un kilómetro y medio del barrio Los Alpes, un barrio cuyo uso es urbano y en el que está permitida la construcción de altura hasta 13 pisos.
Los Alpes es un barrio donde reside la clase política de Sucre, funcionarios de altos cargos del municipio, el Departamento y la Nación, así como grandes inversionistas y comerciantes.
Además, colegios, clínicas, restaurantes y almacenes forman parte de la zona de influencia de contaminación de la laguna de oxidación, cuyas obras están paralizadas desde el 15 de noviembre de 2016.
¿Por qué? La respuesta nadie la tiene.Un problema con J mayúscula. Este tema tiene de largo, ancho y profundo. Involucra a todos los ‘J’ que han gobernado Sincelejo (Jorge, Jaime, Jesús, Jairo y, ahora Jacobo) desde el 2001.
Jacobo Quessep Espinosa, actual alcalde de Sincelejo, fue uno de los consultados. De él quisimos conocer cómo va la obra y qué planea su administración para ella, pero aseguró que quien maneja el tema es Jorge Herrera Bettin, su secretario de Desarrollo, a quien llamó por celular en distintas ocasiones sin obtener respuesta.
El mandatario se había comprometido a dar información sobre la obra el miércoles o jueves pasados, pero hasta ayer no se había pronunciado.
Jhonny Herrera Avendaño, director de la Corporación Autónoma Regional de Sucre (Carsucre), también fue consultado, pero no fue posible localizarlo.
Lo único claro es que la Procuraduría Judicial, Agraria y Ambiental de Sucre conoce la preocupante situación que genera esta obra y, de hecho, participó en una audiencia programada en uno de los tantos procesos judiciales a causa de la misma, que fue contratada sin existir un predio donde edificarla.