El Heraldo
Sociedad

“Se debe construir una historia económica donde esté la gente”

‘Relatos, movilidad y educación’ es el más reciente libro del Adolfo Meisel Roca, rector de la Universidad del Norte.

Dicen que la historia se escribe desde la perspectiva de los vencedores. El punto de vista de los derrotados, oprimidos y dominados no reposa en los libros que narran episodios determinantes de la humanidad. No obstante, la historia nos golpea a todos en mayor o menor medida.

Para Adolfo Meisel Roca, rector de la Universidad del Norte, la historia le pertenece a los pueblos. La construyen los saberes que transmiten los abuelos, y estos a su vez escucharon de sus bisabuelos. Así las cosas, la historia es cercana a las realidades de todos y a sus circunstancias identitarias. 

“Yo siempre he querido ver una historia de Colombia que se parezca a su gente”, dice a través de una entrevista telefónica este economista, que fue codirector del Banco de la República, director general de Icetex, secretario de Promoción y Desarrollo de la Cámara de Comercio de Cartagena y hoy dirige una de las instituciones privadas más prestigiosas de la región Caribe. 

Bajo esa premisa nació Relatos, movilidad y educación, un retrato de la historia económica del país contado desde sus protagonistas, que no son más que personas del común que con sus vivencias construyeron una nación. 

El pasado jueves se realizó el lanzamiento del libro a través de YouTube. La obra fue concebida como resultado de la visión metodológica de la cátedra de Historia Económica de Uninorte, donde hablar de historia era hablar desde la voz de la gente. Nueve estudiantes escribieron la vida de sus familias en diferentes generaciones y su comunión con el territorio, dándole la vuelta a ese viejo adagio que plantea una visión hegemónica de la historia, pues esta la construyen todos los que la viven. 

P.

Rector, cuéntenos un poco sobre el libro ‘Relatos, movilidad y educación’ ¿Por qué recopilar nueve relatos de estudiantes, las historias de sus familias y antepasados para hablar de la historia y la economía de Colombia?

R.

La idea surge del curso de Historia Económica con un proyecto que tienen que desarrollar los estudiantes. Eran 20 estudiantes y todos tenían que hacer este trabajo sobre la historia de sus familias. A todos les pedimos autorización para publicar y nos dieron la autorización nueve estudiantes porque algunos consideraron que había cosas de la familia que no querían que fueran públicas, algunas de estas afectadas por la violencia. Yo dicto Historia Económica y siempre he tenido una inquietud, y es que esos cursos tienen por una parte lo que se estudia, y por el otro la vida de la gente. Yo siempre he querido que la historia de Colombia se parezca a lo que somos nosotros, a lo que han vivido nuestros abuelos, a lo que al abuelo le contó el bisabuelo, lo que hacían, cómo vivían. Se debe construir una historia económica donde esté la gente. Por definición debe tener estadísticas, análisis económicos que son temas más abstractos, pero la gente es la complementariedad entre ambas cosas. 

P.

En el lanzamiento del libro que se dio a través de YouTube, usted decía que en ocasiones los maestros de asignaturas económicas fallan al no usar herramientas que están a la mano de docentes para ser más innovadores ¿En qué se diferencian las clases que usted recibió cuando estaba en la universidad a las que reciben los estudiantes en la actualidad con la tecnología a su alcance?

R.

 Es un privilegio. Nosotros ponemos toda la bibliografía en línea en el repositorio del curso y ellos la descargan. No tienen que estar sacando fotocopias ni nada como nos tocaba a nosotros. Eso facilita mucho el prepararse para la clase. Hoy tenemos PowerPoint, cuando yo vi Historia Económica todo era el tablero. Hoy en día podemos usar cuadros, gráficos y muchos más recursos.

P.

Explica en el prólogo del libro que existe una transición tanto demográfica como epidemiológica al hablar de la historia de Colombia ¿En qué consisten esas transiciones?

R.

Dos de las grandes transformaciones del siglo XX en Colombia fueron la transición demográfica, el proceso a través del cual en una sociedad nacen muchos niños y muere mucha gente. Cambió a una sociedad en la que nacen niños, pero mueren pocas personas. A comienzos del siglo XX, las mujeres podían tener 8, 9, 10 hijos, pero muchos de ellos morían en el primer año de vida. Hoy en día las mujeres tienen alrededor de dos hijos. En una pequeña encuesta que hice entre mis estudiantes para saber cuántos hijos piensan tener el resultado fue un promedio de 1.8. Tendrán menos hijos de los que se necesitan para que la población no caiga. Eso estamos viendo en Colombia, primero la transición demográfica sube, baja la mortalidad y se mantiene la natalidad, entonces la tasa de crecimiento de la población sube. Luego baja la tasa de natalidad, se mantiene baja la tasa de mortalidad y llega a un crecimiento más bajo de la población. A eso nos estamos acercando. En cuanto a la transición epidemiológica, antes los colombianos se morían de diarrea, sobre todo los niños. Hoy en día las personas mayores mueren de cáncer y problemas del corazón, esa es la transición epidemiológica. 

P.

Como consecuencia epidemiológica mencionaba también la calidad del agua que se consumía en ese momento...

R.

Sí ¿Por qué cae la mortalidad?, cae por varias razones, primero porque la gente se alimenta mejor. A comienzos del siglo XX la gente comía pocas proteínas. Había personas, sobre todo en el interior del país, que se alimentaban a base de papa. Eso ha cambiado en la medida que ha aumentado el consumo de huevos y otros alimentos, lo que hace que la gente tenga más defensas. También mejoró la calidad del agua que es fundamental. Hace unos años la calidad del agua en Colombia no era muy buena. Yo personalmente aquí en Barranquilla tomo agua de la pluma, donde me parece que la calidad del agua es muy buena. Por último está el avance de la medicina que también ha reducido la mortalidad.

P.

En el libro reflexionaba también sobre el rol de la mujer en la sociedad ¿Cómo ve el papel de la mujer en el desarrollo económico de Colombia?

R.

Una de las fuentes de avances más importantes de Colombia en los próximos años va a ser la incorporación de la mujer calificada a la fuerza de trabajo. Cada vez se preparan más las mujeres, en las universidades hoy en día la mitad de la población, incluso un poco más, son mujeres. Cada vez tendrán más influencia. Antes estaban en la casa cuidando a sus hijos, ahora estarán en el trabajo formal con muy pocos hijos, si es que deciden tener. Entonces la productividad de la sociedad va a aumentar porque la mujer va a pasar de tareas domésticas a tareas profesionales. Una mujer que estudia medicina, por ejemplo, o comunicación social tendrá un hijo, lavará la ropa en una lavadora que se comprará con su trabajo porque su tiempo es muy valioso, pedirá la comida a domicilio porque tendrá menos tiempo en las labores del hogar y los hombres harán parte de esas labores. Entonces la productividad de la sociedad aumentará.

P.

En los relatos usted destacaba puntos positivos y negativos en común ¿Cuáles son esos aspectos que comparten estos relatos para dar una visión de la sociedad?

R.

De los aspectos positivos resaltaría unos muy importantes, por ejemplo la educación como un elemento para salir adelante; también el trabajo, porque en la búsqueda del trabajo las personas migraron del campo a las ciudades buscando una vida mejor. En lo negativo está la presencia de la violencia. En muchos de estos relatos hay presencia de la violencia. La violencia liberal y conservadora de los años 40 y 50, la violencia guerrillera, la violencia paramilitar, o la delincuencia común. Ese es uno de los aspectos más negativos de nuestra sociedad.

P.

En la historia de Colombia, muchos antepasados fueron víctimas de la violencia bipartidista, el despojo de tierras y la delincuencia común. Hoy evidenciamos otros tipos de violencias como la violencia intrafamiliar o la violencia contra las minorías ¿Siempre han existido y hoy son más visibles o se han exacerbado estas violencias?

R.

En la medida en que el conflicto armado se ha ido reduciendo se van visibilizando otras formas de violencia. La violencia intrafamiliar, de género o contra la comunidad Lgbti. Antes existía, pero tal vez no se visibilizaba tanto y esa es una de las cosas que tenemos que combatir, tenemos que hacer una sociedad mucho más pacífica y amable para todos.

P.

Con respecto a la crisis por el coronavirus, usted mencionaba que la única crisis comparable con la que estamos viviendo en la actualidad fue la Gran Depresión de 1930, destacaba la importancia del rol del Estado en medio de la contingencia sanitaria, pero en un país tan desigual como Colombia ¿qué hacer con la distribución inequitativa de la riqueza para que la crisis no golpee tan fuerte al ciudadano?

R.

Los subsidios que se establezcan tienen que estar muy focalizados en las personas de bajos ingresos. Necesitamos que las personas de mayores ingresos tengan una mayor contribución de impuestos proporcionales a las personas de menores ingresos. Necesitamos un ingreso tributario y el sistema de gasto público que sea progresivo, es decir, que le toque más a los que menos tienen. Otra cosa que señalaría que es muy necesaria es que se combata la corrupción porque se puede diseñar un mejor sistema tributario, pero si tenemos corrupción ninguna plata alcanza.

P.

¿Cómo repercute la caída del PIB como la estamos viendo hoy en lo que veremos en los próximos años en Colombia?

R.

Esperemos que haya una recuperación que no dure tanto, ojalá podamos irnos reactivando de una manera segura. No es fácil, pero es muy necesario porque la caída del empleo, que es la fuente principal de ingresos para la mayoría de las personas, es muy perjudicial. Entonces hay que hacer un esfuerzo por la reactivación económica. Con seguridad esto en unos años se va a superar y, por lo tanto, ahora el Gobierno debe hacer un gran esfuerzo por mitigar esas consecuencias negativas sobre el empleo.

P.

Por último, hablando de democracia, ¿qué efectos podría tener esta crisis en la democracia del país?

R.

Yo señalaría que cualquier crisis profunda en la sociedad, sobre todo, en una crisis de desempleo como la que estamos viviendo, las propuestas demagógicas de izquierda o derecha a veces tienden a prosperar. Eso es un riesgo. Necesitamos mantenernos en un diálogo democrático donde no nos embarquemos en situaciones totalitaristas que pueden ser muy complejas para una democracia. 

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