Leidy y Diego, vidas truncadas por la maldad del Clan del Golfo
Leidy Tatiana Sánchez y Diego Ruiz Rincón, ambos de 25 años, murieron en medio de ataques realizados por el Clan del Golfo en los departamentos de Bolívar y Sucre, respectivamente.
Las cosas de la vida. Leidy Tatiana Sánchez Montoya vivía, a priori, los meses más satisfactorios y alegres del presente año. El 8 de junio había cumplido 25 calendarios y unos días después, el 16 del mismo mes, se graduó como patrullera de la Policía en la Escuela de Carabineros Provincia de Vélez, en Santander. Era oriunda de Pereira, pero hace un tiempo se había radicado en Bogotá.
Posteriormente, en busca de una mejor suerte para su vida, se enroló a mediados de mayo en las filas de la institución. El servicio a la comunidad, según cuentan los que la conocieron, era una cualidad que siempre había estado en su corazón.
Sánchez Montoya se destacó, según compañeros y oficiales, en su proceso de formación del programa académico Técnico Profesional en Servicio de Policía por sus dotes de liderazgo. No había queja alguna de ella y, tras recibir los honores y las capacitaciones necesarias para cumplir con el servicio, dio –literal– la vida en la seccional del Magdalena Medio.
La patrullera, que estaba soltera y no tenía hijos, fue asesinada en la mañana del miércoles en medio de una operación contra el narcotráfico, en hechos registrados en la vereda Guarigua, en el municipio de San Pablo, en el sur del departamento de Bolívar. Cinco de sus compañeros, entre ellos tres mujeres, resultaron heridos en el mismo ataque.
El atentado fue demasiado sangriento por donde se le mire. Leidy y sus compañeros habían atrapado a dos presuntos delincuentes y se movilizaban hacia una estación de Policía. En ese momento fueron alcanzados por ráfagas de fusil.
La camioneta de la institución quedó agujereada y las llantas explotaron. Asimismo, los vidrios traseros fueron destruidos por los balazos. En la batea del vehículo quedó un mar de sangre. Mucha de ella era de la hoy víctima.
Leidy Sánchez Montoya murió en el acto y con menos de un mes de servicio.
“En San Pablo los policías se encontraban desarrollando una operación contra las drogas. Tenían una incautación y unos capturados. En desarrollo de este procedimiento se presenta un enfrentamiento, que es lo que tenemos preliminarmente”, informó en su momento el coronel Alexander Sánchez, comandante de la Policía del Magdalena Medio.
La muerte de la patrullera, la primera mujer asesinada en la región Caribe en el marco del plan pistola del 2022, causó conmoción en todo el país.
Leidy se graduó en el Instituto Dante Alighieri, en Bogotá, en el año 2018. Luego, a pesar de no contar con demasiados recursos económicos, realizó un curso técnico en asistencia administrativa en el SENA, del cual se graduó en el año 2020, para –posteriormente– vincularse a la Policía. Su don de gente, su temple valiente y su calidad humana ahora son las cualidades que más extraña la institución.
“Hoy todas sus compañeras del curso 048 de la compañía Gabriel González la recuerdan con gran sentimiento y tristeza por la partida tan pronta de esta joven patrullera que será recordada por siempre en nuestros corazones”, indicó la Policía.
“Como colombianos debemos unirnos y rechazar estos actos criminales que nos arrebatan la vida de nuestros policías y soldados. La Fuerza Pública sigue desplegada para capturar o neutralizar a estos cobardes”, dijo por su parte en su cuenta de Twitter el ministro de la Defensa, Diego Molano.
La muerte de Leidy fue la gota que rebosó el vaso en la sangrienta que ha tenido la costa en la última semana. Diego Ruíz Rincón, un patrullero bogotano, de 25 años, fue asesinado por hombres armados en una panadería del municipio de Sampués, Sucre. Al igual que la pereirana, el hoy fallecido cumplía sus primeros días de servicio en la institución (45) y aún no había recibido el primer pago.
Su muerte quedó plasmada en diferentes videos aficionados que se hicieron virales en redes sociales. En ellos quedó registrado cómo el cuerpo sin consciencia de Ruiz Rincón, quien dejó en vida una niña de tres años, era sacado en brazos por sus compañeros, paramédicos y algunos miembros de la comunidad que intentaron prestar auxilio. Su deceso era vox populi aunque solo fuera confirmada horas después de manera oficial.
Según se conoció, Ruiz había sido transferido hace algunas semanas a la estación de Policía de Sampués, desde la Unidad Metropolitana de Soacha, Cundinamarca.
Su familia, residente en la localidad de Bosa, en Bogotá, criticó la falta de empatía de “una parte del país” con la labor de los uniformados.
“Colombia es un país de gente desagradecida con quienes arriesgan la vida por ellos”, expresó en medio de su dolor Jorge Enrique Ruiz, padre del patrullero.
Frente a esto, el coronel Carlos Andrés Correa Rodríguez, comandante de la Policía de Sucre, indicó que se encuentra al frente de las investigaciones para dar con el paradero de los responsables.
“Tenemos toda la actividad operativa e investigativa frente a los hechos. Ya tenemos resultados de capturas frente a otras afectaciones. Seguimos con la mejor actitud para sacar a adelante la situación”, explicó el oficial.
Su muerte causó varias lágrimas en la Escuela de Carabineros Rafael Nuñez de Corozal, donde sus compañeros lo lloraron a cántaros en un homenaje.
Nicolás y Jorge Enrique, padre y hermano del patrullero asesinado, fueron los encargados de llegar a Sucre para reclamar el cadáver de este héroe caído en medio de los más de 15 ataques contra la Policía que se han registrado en el departamento.
Además de los honores hubo una eucaristía y en desarrollo de esta el padre del uniformado expresó, en medio de lágrimas, unas palabras que mostraban el dolor que embarga a su familia por este asesinato.
“Lo que están haciendo es cazarlos (policías). Colombia es un país de gente desagradecida con quienes arriesgan la vida por ellos. Mi hijo siempre quiso pertenecer a la institución y no pasaron años, no pasaron décadas, pasó un mes y lo mataron vilmente”, dijo en medio del llanto.
En total, siete miembros de la Policía han sido asesinados en la región Caribe en el marco del plan pistola del Clan del Golfo.
“Es un momento muy difícil en la lucha contra la criminalidad, es un momento difícil para las familias de nuestros compañeros, los policías de Colombia, seres humanos sencillos y humildes que vienen de todos los barrios, de todos los municipios, que son líderes comunitarios, líderes de la sociedad, eso es lo que es un policía. Los policías asesinados son del modelo nacional de vigilancia por cuadrantes, es el policía que está al lado del ciudadano construyendo prosperidad, construyendo felicidad, construyendo un país diferente, esos son los policías a los que el Clan del Golfo les ha quitado la vida”, concluyó el general Jorge Luis Vargas, director de la Policía Nacional.