Andrés tiene vagos recuerdos de lo que pasó en la tarde en la que una mina antipersonal explotó y lo dejó sin una de sus piernas. Tenía 18 años e iba caminando junto a varios amigos para tomar un baño en un riachuelo del municipio de Colosó, Sucre.
'Solo sé que algo explotó y quedé inconsciente. No supe más de mí hasta unas horas después cuando estaba en un hospital y sin una pierna', dice el hombre que hoy tiene 36 años y lidera procesos de desminado en su departamento natal.
La vida de esta víctima 'cambió del cielo a tierra' en el momento de los hechos: junio de 2014. Dice que aunque el conflicto en esa región era fuerte, al menos podían comer de los frutos que la tierra les podía proveer, pero después del suceso que lo dejó en condición de discapacidad le tocó salir desplazado de la zona con su familia.