Barranquilla será esta tarde, una vez más, el escenario donde los colombianos podrán vivir el gran sueño de ver a su Selección de fútbol acariciar un mundial. A partir de las tres de la tarde, millones de ciudadanos estarán atentos, con el corazón en vilo, a lo que ocurra en el Estadio Metropolitano, donde ‘la Amarilla’ se enfrenta a la selección de Ecuador.
La capital del Atlántico acoge a estas horas a miles de visitantes –colombianos de otras latitudes y numerosos ecuatorianos, sobre todo–, que han agotado las 4.500 plazas hoteleras formales que existen en la ciudad. El ambiente de euforia también se está trasladando a los restaurantes y el comercio, con los beneficios que ello implica para la economía local.
El Estadio Metropolitano se convertirá, por un par de horas, en el símbolo de convivencia de un país que intenta abrirse paso en medio de sus viejos conflictos y sus fantasmas. Allí estarán congregados desde altos dignatarios hasta modestos aficionados que habrán realizado un importante esfuerzo para procurarse la boleta del partido. Todos parquearán por un momento ideologías, discrepancias y preocupaciones para apoyar unánimemente a once muchachos vestidos de pantalón corto, cuyo talento con la pelota los ha convertido en depositarios de la carga emocional de todo un país.
El encuentro de hoy presenta la importante particularidad de que, si Colombia gana, tiene prácticamente asegurado su pase a la cita mundialista de 2014 en Brasil. Como en anteriores partidos que la Selección ha disputado en Barranquilla –bien bautizada como la Casa de la Selección–, la energía y vitalidad de los aficionados se encuentra en estado de ebullición, en espera de que los hombres de Pékerman salten al césped y demuestren la extraordinaria calidad que han venido exhibiendo en sus últimos encuentros.
Más allá del aspecto deportivo, el partido de hoy ha puesto a prueba, una vez más, la capacidad de Barranquilla para acoger eventos de gran magnitud. Las autoridades han montado un meticuloso operativo de seguridad, tanto en los alrededores del Estadio como en el resto de la ciudad, donde seguramente se vivirá una auténtica explosión de delirio colectivo si el combinado nacional gana. 2.300 agentes de la Policía patrullarán la ciudad antes, durante y después del partido, y Transmetro mantendrá en servicio 128 buses para los aficionados.
La Alcaldía distrital y la Policía han brindado exhaustiva información sobre los sistemas que han implementado para garantizar la movilidad y la seguridad, y solo queda esperar al desarrollo de los acontecimientos para comprobar la eficacia de su funcionamiento. Además, cinco pantallas gigantes, desplegadas en distintos puntos de la ciudad, permitirán seguir el partido a los ciudadanos que, por cualquier razón, no hayan podido acudir al Metropolitano.
Independientemente de las medidas puestas en marcha por las autoridades, hoy será un día muy importante para que los barranquilleros demuestren al país su civismo, su buen talante y su proverbial hospitalidad. Tal como señala el experto en mercadeo Dagoberto Páramo en la separata especial que acompaña esta edición de EL HERALDO, acontecimientos como el que hoy tiene lugar en Barranquilla resultan vitales para proyectar al exterior la imagen de la ciudad, en beneficio de todos los barranquilleros.
Solo queda, pues, esperar la gran cita y, por supuesto, que gane ‘la Amarilla’ en franca lid. Y que la fiesta posterior se desarrolle con la lógica alegría, pero sin excesos que puedan empañar lo que debe ser un momento inolvidable.