
Benedicto XVI, 265 sucesor del apóstol san Pedro al frente de la Iglesia católica, dejó de ser ayer papa, tras un pontificado que comenzó el 19 de abril de 2005, cuando fue elegido sucesor de Juan Pablo II en el primer cónclave de este tercer milenio.
A las ocho de la tarde de ayer dejó de ser el líder espiritual de los más de 1.200 millones de católicos del mundo.
La única señal visible que anunció que Benedicto XVI ya no era papa fue el momento en el que se escuchó en el reloj de palacio las campanadas de las ocho de la tarde e inmediatamente la Guardia Suiza cerró la puerta del palacio de Castel Gandolfo, dando por concluido su servicio al papa Ratzinger y abandonando el lugar.
A partir de ese momento, la seguridad de Ratzinger está garantizada por la Gendarmería Vaticana.
Inmediatamente se dio comienzo la Sede Vacante, el interregno que va desde que fallece o renuncia un papa y se elige el sucesor.
El papa Ratzinger abandonó ayer el Vaticano tres horas antes de dejar de ser pontífice y se trasladó a la residencia de verano de Castel Gandolfo, a unos 30 kilómetros al sur de Roma.
Benedicto XVI permanecerá Le acompañan en su nueva residencia sus dos secretarios –el prefecto de la Casa Pontificia, el arzobispo Georg Ganswein, y Alfred Xuereb– y las cuatro seglares consagradas que le ayudan, la llamada “familia pontificia”.
Ratzinger se ha llevado a Castel Gandolfo documentos y apuntes privados, mientras que los del pontificado y los de la época en que fue prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe quedarán en el Vaticano para ser archivados.
Benedicto XVI seguirá llamándose Su Santidad y tendrá el título de “Papa emérito” o “Romano Pontífice emérito”, vestirá sotana blanca, sin esclavina, y calzará zapatos marrones.
Reacciones en América. América Latina despidió ayer a Benedicto XVI en su último día como Papa con un repicar de campanas, elogios a sus virtudes, ceremonias religiosas y cadenas de oración.
Antes de su renuncia, las presidentas de Brasil, Dilma Rousseff, y de Costa Rica, Laura Chinchilla, le enviaron mensajes de agradecimiento y respeto.
También el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, se despidió del Papa “con mucha reverencia y agradecimiento”.
Pero no solo los gobiernos y las altas jerarquías de la Iglesia católica rindieron homenaje a Joseph Ratzinger, también lo hicieron los fieles que participaron a las numerosas misas dedicadas a él e incluso unos 200 policías panameños que realizaron una cadena de oración en la calle.
En Guatemala, todas las misas que se celebraron fueron dedicadas a rezar por “la preservación de la salud” del que a partir de ayer será Papa emérito.
También en Paraguay las campanadas y las oraciones marcaron la despedida a Benedicto XVI, quien comenzó su pontificado el 19 de abril de 2005.
En los mismos términos se pronunció el arzobispo de Quito, Fausto Trávez, quien considera la renuncia papal un “gran acto de humildad”, durante una eucaristía de acción de gracias.
En Miami, EU, una diócesis con mayoría de fieles de origen latinoamericano, la Catedral de Santa María, abrió ayer sus puertas para que las personas rezasen unidas en coincidencia con el momento exacto en que Benedicto XVI dejó de ser papa.
En México, la despedida comenzó el miércoles con un homenaje organizado por un grupo de jóvenes a las puertas de la Nunciatura Apostólica.
EFE