Karl Marx nunca fue objeto de culto en su ciudad natal, Tréveris, pero el bicentenario del filósofo alemán, el 5 de mayo, resucita el debate sobre su pensamiento y sobre los crímenes del comunismo.
Casi 30 años después de la caída del Muro de Berlín, con cicatrices de la Guerra Fría aún visibles, KarlMarx sigue provocando división tanto en el Oeste como en la antigua República Democrática de Alemania, comunista.
Para algunos, el autor de El Capital fue un erudito visionario que supo diagnosticar antes que nadie los males que conlleva la economía de mercado. Para otros, es el padre espiritual de las sanguinarias dictaduras soviéticas.
Para rastrear su vida, su obra y la compleja herencia del coautor del Manifiesto del Partido Comunista, la ciudad de Tréveris previó unos 600 actos.
Hoy, el día del bicentenario de su nacimiento, las conmemoraciones terminarán con la inauguración de una estatua de 5,5 metros del pensador de larga barba.
Dicho homenaje hace rechinar los dientes de las víctimas de la represión en la RDA, especialmente porque la escultura fue un regalo de China, país que sigue siendo oficialmente comunista. También se prevén contramanifestaciones.
Teórico de dictaduras
'Karl Marx puso los pilares sobre los que se construyeron todas las dictaduras comunistas hasta la actualidad', lamenta Dieter Dombrovski, presidente de la Unión de Grupos de Víctimas de la Tiranía Comunista.
'Según nuestro código penal actual, si alguien incita al asesinato y el asesinato se comete, quien instó a cometerlo también es condenado', añade este hombre, quien fue preso de la dictadura comunista de Alemania del Este.