El Heraldo
Sobre piedras pintadas de amarillo, los familiares de las víctimas escribieron los nombres de los 39 pescadores.
Magdalena

“El olvido de Nueva Venecia, tan grave como la masacre de 39 pescadores”

Familiares de las víctimas de la matanza cometida por paramilitares hace 14 años dicen que no han sido indemnizados, ni recibieron ayuda sicológica.

El 22 de noviembre del 2000 es una fecha imborrable para los familiares de los 39 pescadores asesinados por paramilitares en este pueblo palafítico de la Ciénaga Grande de Santa Marta.

Transcurridos 14 años de aquella masacre, perpetrada por órdenes de Rodrigo Tovar alias Jorge 40, los sobrevivientes de Nueva Venecia, donde se concentró la acción armada, no se reponen del dolor, y lo que es igual de grave, del abandono estatal.

“Eso fue muy duro, solo con escuchar el motor de una lancha, los recuerdos vuelven”, asegura Gabriel Moreno, un pescador de 45 años, quien junto a su esposa Luz  Elena Mejía y sus hijos Rafael, Gabriel y Gabriela, sobrevivieron a la fatídica noche.

En cambio, su hermano José Darío no corrió igual suerte. Fue uno de los que acribillaron en la plaza de la iglesia, luego que la canoa en la que se transportaba fuera interceptada por los paramilitares en el caño Clarín.

“Ese día no quise ir a pescar y me quedé en casa, por eso me salvé”, narró.

Relató que a través de un hueco en la pared vio pasar  a los hombres armados a bordo de cuatro lanchas. En un comienzo pensó que eran soldados hasta que alcanzó a verles los brazaletes con el distintivo de las AUC.

“Ahí le pedí a Dios que tuviera control de esa gente… pero como que no me oyó”, dijo.

Hubo más muertes. Asegura que después de la  masacre, entre el 2000 y el 2006 vinieron más crímenes selectivos.  Por lo menos veinte pescadores fueron asesinados en el departamento del Atlántico, a donde se habían ido desplazados, y otros en la misma Ciénaga Grande.

A otro testigo, Miguel Ángel Mejía, propietario del billar El Vencedor, se le nublan los ojos y habla del tema con voz entrecortada. “A mi hermano Amado lo amarraron, torturaron y mataron en la plaza”, expresó cabizbajo.
“Me salvé porque Dios quiso que así fuera y porque sencillamente no era mi día”, añadió.

Otro pescador, Camilo Suárez, ahora dedicado a la albañilería, dijo que hoy muchos tratan de olvidar con música pero la tristeza y el dolor se lleva por dentro. Él perdió a dos primos en la masacre.

Recordó que el primero de 39 muertos fue Roque Parejo, un reconocido comerciante a quien mataron en su casa delante de su esposa Aidé Ortega, de una hija y dos nietas.

Hoy su casa, pintada de colores llamativos, que sobresalen del resto, es símbolo de esa masacre y de la esperanza de un renacer.

“Al principio temblábamos con solo escuchar a los perros”, dice Gabriel Moreno.

INCONFORMISMO.  Sin esconder sus penas y como si estuvieran esperando una oportunidad más para expresar el sentimiento, los familiares de las víctimas relataron a EL HERALDO que ahora se sienten más abandonados por el Estado que hace catorce años cuando ocurrió la matanza.
“No han sido indemnizado, hasta hace solo dos años recibimos un tardío perdón por parte de las Fuerzas Armadas, luego que un fallo del Consejo de Estado que así lo ordenó”, dijo Moreno.
A los pobladores de Nueva Venecia nadie les ha respondido por sus muertos ni por las afectaciones sicológicas y materiales que sufrieron, pues los sediciosos se llevaron atarrayas y motores; saquearon las tiendas y robaron dinero.
Muchas necesidades. “Aquí no tenemos nada, estamos olvidados por muchas entidades del Estado”, comentaron otros pobladores que no quisieron ser identificados.

Nueva Venecia, con una población de 4.000 habitantes tienen muchas necesidades.

El agua que consumen es la que almacenan en bongos del caño Aguas Negras. La pimpina de veinte litros cuesta 300 pesos, y reciben un servicio de energía muy irregular.

Nueva Venecia pide a gritos  un puesto de salud con médico y una cancha deportiva.  
“Ponga ahí que ni a misa podemos ir porque el párroco solo viene el 16 de julio para la fiesta de la Virgen del Carmen”, gritó una mujer que rema la canoa como cualquier veterano pescador.

En contraste, los niños sonríen cada vez que pasan por el pequeño polideportivo  que es construido por un aporte de 100 mil dólares donados por el futbolista samario Radamel Falcao García.

La obra cuenta con el  apoyo de la multinacional Hublot en conjunto con la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito.

Condenado ‘Jorge 40’
En versión libre en Barranquilla, el extraditado cabecilla de las autodefensas Rodrigo Tovar, alias Jorge 40, aceptó la masacre de Nueva Venecia, acción que denominó “hechos de guerra”. Dijo que fue una operación militar para controlar un territorio que había sido del dominio de la guerrilla del ELN. Por este hecho, fue condenado a 47 años de prisión por el Juzgado Único Penal del Circuito Especializado de Santa Marta, que acogió el material presentado por un fiscal de la Unidad Nacional de Derechos Humanos. ‘Jorge 40’ fue hallado responsable como determinador de los punibles de homicidio múltiple agravado y desplazamiento forzado.
 

Por sus colores, la casa de Roque Pareja, una de las víctimas, es símbolo de esperanza.

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