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El suelo del Lago del Cisne está quedando al desnudo. Su ropaje líquido se ha evaporado y, ante la falta de lluvias, ha quedado a la vista un lodazal resquebrajado que resultó de la acumulación de sedimentos que, según expertos, corresponde a una gruesa capa de barro que podría alcanzar el metro de grosor.

Una regla que mide la profundidad del humedal indica que, en una de sus orillas, el nivel del agua se ha reducido 1,40 metros. Pero Ayaris Rojano, bióloga de la Corporación Autónoma Regional del Atlántico -CRA-, estima que de las 53 hectáreas que este posee, el líquido se ha reducido a un 50%.

'Si está así ahora, imagínese cómo quedará cuando entre en rigor el Fenómeno del Niño', dice Luis Carlos Gutiérrez, decano de la facultad de Ciencias Básicas de la Universidad del Atlántico.

Advierte que lo que hay en el fondo de la también llamada Ciénaga del Rincón es material orgánico en proceso de descomposición, que le ha robado profundidad al cenagal y que requiere de su pronto retiro 'para que cuando haya lluvias, el lago logre contener la suficiente cantidad de líquido que la respalde durante el periodo seco'.

Explica que la concentración de agentes contaminantes en el suelo posiblemente ha incidido en la muerte de moluscos y de peces en la ciénaga, pues en la superficie que ya no está bañada por agua hay una fina capa blanca que corresponde a algas que crecen en los ecosistemas 'cuando estos se encuentran perturbados por la contaminación'. Afirma que tales algas liberan elementos tóxicos que pueden estar afectando la fauna de la zona.

Clic aquí para ver galería del Lago del Cisne.

Pero además, una advertencia pesa sobre este lago. Según estimaciones de la facultad de Ciencias Básicas de Uniatlántico, ‘El Cisne’ está en riesgo de desaparición y en camino de ser el sexto cuerpo de agua del departamento en llegar a esta condición por la dramática reducción de sus niveles de agua, tras la acumulación de sedimentos que redujeron su calado. Los otros cinco que ya han desaparecido son Arroyo Grande, humedal Astilleros, el complejo de la zona de Malambo, zona Vivero y Los Manatíes.

Asimismo, Gutiérrez precisa la necesidad de la realización de un dragado para que sea retirado 'el barro que abona a la contaminación y reducción de oxígeno en esta'.

Al respecto, el director de la CRA, Alberto Escolar, dijo que el proceso de licitación para la realización de trabajos de limpieza de sedimentos en el canal de acceso de aguas del Arroyo León al lago está en proceso de evaluación, por lo que en próximos días será adjudicado.

'Estas labores se realizarán para que empiece a entrar agua del arroyo y se retiran los sedimentos que impiden el acceso', manifestó.

Escolar señaló que las labores de dragado deben realizarse en época de lluvia y que, por lo pronto, solo pueden hacer intervenciones para la limpieza.

En búsqueda de humedad. Un par de garzas corren sobre la superficie seca del lago y buscan acomodar sus largas patas entre las grietas del cuarteado suelo.

Ellas exploran para encontrar un sitio donde agazaparse, pues sus cuerpos necesitan del medio acuático y la escasez de líquido en la zona las ha llevado a encontrar refugio en el húmedo fango, el cual está entre cada fisura de la tierra y puede alcanzar profundidades de hasta 25 centímetros.

En este podrían terminar hundidos los pies de los curiosos que se acerquen a la zona, quienes sentirían crujir bajo sus zapatos las pequeñas conchas de moluscos que también han muerto por la reducción de agua y oxígeno, según indica Gutiérrez.

Además, pedazos de pescados muertos y cadáveres de tortugas se pueden encontrar en algunos sectores secos del humedal.

Y es que entre cada raja que se abre en el suelo de este lago que depende de las aguas de lluvia y de lo que recibe del Arroyo León, surge un olor más cercano a la ausencia de vida que a la que debería tener un escenario admirado en otrora por su belleza paisajística.

Resolución 283 del 2014

El pasado 9 de junio, la Corporación Autónoma Regional del Atlántico, CRA, expidió una resolución que establece medidas prohibitivas y restrictivas para la regulación del uso y aprovechamiento del recurso hídrico en el Atlántico. Para ello, restringieron las concesiones y disminuyeron los límites de extracción de líquido permitidos en un 40% para actividades productivas.

Además prohibieron el otorgamiento de nuevas concesiones hasta que no sea levantada la señal de alerta por parte del Ideam, y pidieron que sean reducidos los volúmenes de agua para el regio de cultivos. En consecuencia, los sembrados de plátano deben ser regados cada cinco días, los de tomate cada dos, los de yuca cada 10 y el pasto cada tres.

Asimismo, fue prohibido y restringido los usos de agua que 'pueden poner en riesgo el abastecimiento para consumo humano y para el funcionamiento de los sistemas naturales en el Embalse El Guájaro, Ciénaga El Rincón, complejo de humedales río Magdalena y en todas las fuentes de agua superficiales del Departamento' y ordenaron la suspensión del bombeo realizado durante las noches y fines de semana en los señalados anteriormente.