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Miguel Rudas estaba a las 3:55 de la tarde preparándose para salir a su trabajo cuando sintió que la cama donde estaba sentado se movía.

Al principio creyó que era el abanico de pie que chocaba contra su lecho. Lo corrió a un lado, pero aún percibía el movimiento de las cosas a su alrededor. Pensó que era un mareo producto de la siesta mal hecha o del almuerzo pesado.

Cuando dejó de temblarle el cuerpo, terminó de vestirse y salió a su turno como vigilante en un edificio de la carrera 54 entre calles 55 y 56. En la calle, los vecinos le preguntaban a Rudas si había sentido el sismo. Ahí comprendió que la sensación de balanceo que había experimentado era producto de un terremoto.

El evento sísmico que se sintió en Barranquilla y gran parte de la Región Caribe, tuvo una magnitud de 6.6 en la escala Richter, con una distancia de 7,4 kilómetros del epicentro a la cabecera municipal de la Mesa de los Santos, Santander.