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Aún con el peso que lleva sobre los hombros, la subteniente Angie Carolina Cely se nota tranquila, con un brillo en los ojos por la emoción de sus propios logros. Estaba a pocas horas de la recepción que organizaron en el Batallón Antonio Nariño de Malambo sus compañeros, quienes aseguran que es la primera mujer oficial de Infantería de Colombia. Ella, a sus 22 años, según sus superiores, está haciendo historia.

Es una mujer tímida, pero segura a la hora de referirse a lo que representa su nombramiento. Su uniforme está impoluto, perfecto para la ocasión, pero sus manos están ocultas debajo de sus piernas, mientras habla con confianza de sus sueños, los que ya cumplió y los que le faltan por realizar.

'Soy consciente de que esto es un momento histórico y todos tienen grandes expectativas sobre mí. Yo lo veo como un reto', contó esta joven oriunda de Duitama, Boyacá, en el casino de oficiales del Batallón de Malambo, que es la unidad organizada de la Fuerza de Tarea Conjunta Marte.

El arma de Infantería, la especialización que escogió, es la más ruda del Ejército, enfocada en el combate y en el manejo de armas. Es considerada la más importante de las ramas, no solo por ser la más antigua sino también por su prestigio, por lo que representa en el país. En su primer año de carrera, Cely obtuvo el primer lugar.

Hasta el nombramiento de la subteniente Cely, la arma de Infantería siempre ascendió hombres, los graduados de un duro programa de entrenamiento en el que no solo aprenden el uso de armas y tácticas de combate, sino también sobre cómo liderar un batallón y los grupos de soldados.

'Nosotras las mujeres tenemos las capacidades que ellos tienen para realizar este entrenamiento. Mi idea es que todas las chicas que están en el Ejército puedan ver mi ejemplo y sepan que es posible lograrlo', dijo emocionada la subteniente Cely, quien antes de ser militar fue basquetbolista de alto rendimiento.

De las canastas pasó a los cuarteles, pues después de estudiar los primeros semestres de Negocios Internacionales pudo entrar al Ejército, después de dos intentos fallidos. Las pruebas, físicas, psicotécnicas y de destreza, arrojaron resultados negativos hasta que su disciplina y esfuerzo le abrieron campo en la institución.

'Cuando era niña vi una señorita oficial y yo no sabía que las mujeres podían estar en las filas, por lo que siempre tuve curiosidad por el tema. Cuando mi mamá me dijo que el Ejército era una opción le dije que sí y ahora mi objetivo es que todas las más pequeñas puedan ver que hay un camino dentro de las Fuerzas Militares', contó Cely con emoción.

Le gustaría ser Lancero, uno de los entrenamientos más duros del Ejército y uno de los más famosos del arma de Infantería. 'Quiero ver si tengo la posibilidad, pero si se da me encantaría', dijo la oficial, cuyo rango es apto para aplicar a otras especializaciones.

'Yo no veo todo esto como que estoy haciendo historia, sino que quiero ser ejemplo para las siguientes generaciones. No solo para los militares sino para todos, que tomen buenas decisiones y no se dejen influenciar por malas cosas', manifestó, consciente de lo duro que tuvo que trabajar para llegar, a tan corta edad, a un rango de oficial.

Al hablar de su futuro, Cely apunta alto. Dice que su sueño es convertirse en General.