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Salsa, merengue, fútbol y emoción. Desde las 6:00 de la tarde, cuando llegaron los primeros aficionados de Junior a los estaderos de la carrera 8 en Barranquilla, se prendió la fiesta tiburona. A pesar de no haber estado en el Metropolitano, los fanáticos vibraron con intensidad ante una nueva final.

Vestidos de rojiblanco, los hinchas se acomodaron en sus puestos frente a las diferentes pantallas de la zona, deleitándose con el espectáculo futbolero. Con ilusión, palpitaron minuto a minuto las acciones del juego.

Minutos antes de que empezara el partido entre Junior y Pasto, los espectadores se ponían a punto al son de la música y de la comida. Picadas y cervezas abundaban en las mesas mientras en las pantallas mostraban las postales del ‘coloso de la Ciudadela’ rebosado de aficionados.

'La emoción es muy chévere, ver los partidos en este ambiente es único, no me lo pierdo. Acá se vive de una forma diferente', contó Xilena Páez, aficionada del equipo barranquillero

Ella, emocionada, se tomó fotos con su celular y esperaba junto a su pareja el comienzo del partido, rodeada de un ambiente de júbilo total y altas expectativas.

Con su escudo en el pecho, como muchos de los aficionados en la ocho, esperaba campante el inicio del encuentro, el primero de la serie final del campeonato.