Cuando el cielo se torna color gris dando aviso de que lo que viene es lluvia, muchas personas en Barranquilla corren en busca de refugio, mientras que otras se preparan para hacer ‘su agosto’ en medio del aguacero y los arroyos de la ciudad, a los que ven como una oportunidad para ganarse unos cuantos pesos.
Si bien algunos eventos invernales ocasionan emergencias en algunos sectores de la ciudad, como ocurrió el pasado 5 de mayo —primer aguacero del mes— cuando resultaron afectadas 452 casas en Soledad y Barranquilla, vehículos arrastrados y un desaparecido, estas personas a través de su ingenio hacen que la gente logre cruzar de un lado a otro a salvo y sin mojar sus zapatos.
De igual manera, hay quienes ponen en riesgo sus vidas para socorrer a los conductores que se encuentran en aprietos por los caudalosos arroyos. Otros por el contrario ‘hacen su agosto’ con la venta de productos o la prestación de sus servicios para hacer arreglos en las casas después de la lluvia.
Con un impermeable color naranja, jean azul y zapatos tipo mocasines, un hombre se sirve de unas tablas para cruzar la corriente de agua que desciende por la carrera 41 con calle 45, producto de una tarde lluviosa. Al terminar su recorrido extiende su mano y le entrega una moneda de $200 a Derwin Gómez, quien construye junto a tres amigos más, un improvisado ‘puente’ cada vez que cae un aguacero.