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A lo largo de la vía Barranquilla-Ciénaga es posible observar en mayor medida formaciones de mangle rojo (Rhizophora mangle), bordeando canales y cuerpos de agua permanentemente inundados; de mangle blanco (Laguncularia racemosa) ocupando zonas inundables y bordeando cuerpos de agua, y de mangle negro (Avicennia germinans) sobre el dique que conforma la vía o en áreas internas del bosque. Según Parques Nacionales Naturales de Colombia, diversos estudios han demostrado que las especies de mangle presentan tendencia a tolerar mayores niveles de salinidad, siendo el rojo el de menor tolerancia y el negro el de mayor.

Hace ocho días, EL HERALDO, en su edición del 20 de marzo, dio a conocer cómo la hipersalinidad en la autopista está acabando con varios ecosistemas, principalmente de mangles. Las condiciones ambientales en la Ciénaga Grande de Santa Marta, especialmente en cercanías de la carretera, han desmejorado por diferentes tensiones antrópicas (de actividad humana) y por los efectos extremos de El Niño, generando principalmente un déficit hídrico y un aumento en la salinidad.

Como consecuencia, según un reciente análisis preliminar de Parques Nacionales al que este medio tuvo acceso en exclusiva, en el kilómetro 35 de la carretera se ha observado mortalidad de mangle, incluso de árboles de gran porte de mangle negro, denotando incrementos severos de salinidad que superan el nivel de tolerancia de la especie (90 unidades prácticas de salinidad, UPS), situación que, detalla el documento, 'podría ser alarmante ante un nuevo e inminente evento de mortalidad masiva de manglar en la Ciénaga'.

Según el Instituto de investigaciones Marinas y Costeras, Invemar, un sistema se hipersaliniza cuando supera 45 UPS y los cuerpos de agua hipersalinos de esta vía alcanzan un promedio de 50 y 60 UPS.

Los ecosistemas de mangles necesitan del intercambio de agua dulce y salada para vivir, pero la falta de este, el ingreso constante del mar y la evaporación por las altas temperaturas y los fuertes vientos generan la hipersalinización (concentración elevada de cloruro de sodio o sales minerales).

'Nosotros habíamos hecho un informe hace mucho tiempo que se lo habíamos pasado a la concesión sobre el tema de los box culvert y las alcantarillas que están. Algunos ni siquiera quedaron bien diseñadas y construidas', recalcó Luz Elvira Angarita, directora de Parques Nacionales.

A pesar de los esfuerzos para rehabilitar la dinámica hídrica en el sistema de la Ciénaga, especialmente a través de la reconexión con el mar mediante box coulverts y alcantarillas, la construcción de algunas de estas obras no han tenido ninguna utilidad, ya sea por su diseño, déficit hídrico, ausencia de canal de transporte, colmatación o falta de mantenimiento.

El informe destaca que en el sector noroccidental del Vía Parque Isla Salamanca, ubicado en la margen derecha del río Magdalena, entre el caño Clarín Viejo y Bocas de Ceniza hasta cerca de la zona de la Ciénaga del Medio, no fueron tan drásticos los efectos negativos debido a que no se presentó interrupción completa de la dinámica hídrica, permaneciendo tanto la influencia del Mar Caribe como del río. Muestra de ello, indica el documento, es que la cobertura de manglar y cuerpos de agua permanecieron casi inalterados, incluso durante eventos extremos de El Niño, como el actual.

Impactos. En 1956, cuando se empezó a construir la vía Barranquilla-Ciénaga, se produjeron cambios en la dinámica hídrica del sistema, específicamente al cerrarse la boca de la Barra Vieja, principal entrada de 2 kilómetros que permitía el intercambio de agua del mar y la Ciénaga Grande.

Otra de las obras civiles que repercutió en el sistema fue la construcción de una carretera paralela al margen derecho del río Magdalena, entre Palermo y Salamina, construida en los años 70.

Para Parques Nacionales todo esto provocó variaciones en la cantidad, calidad y permanencia del agua, generando incremento de la salinidad, desaparición de la vegetación de los pantanos de agua dulce, el bosque inundable, los bosques mixtos y gramalotables; la mortandad en amplias zonas de manglar y por consiguiente la aparición de playones e hipersalinización en el sector occidental.

El informe explica que hasta 1966 se perdieron 2.150 hectáreas (ha) de bosque manglar, con tasas de pérdida de cobertura de 179 ha/año. Para 1987 ya se habían perdido 20.850 ha.

En 1996 las autoridades realizan acciones de rehabilitación, mediante la apertura de los caños Clarín Nuevo, Torno, Almendros y Alimentador, y los caños Aguas Negras y Renegado re-abiertos en 1998. La salinidad disminuyó y propició ganancias de cobertura. En 2013, según la entidad nacional, había cerca de 37.000 ha. No obstante, desde mediados del 2000, con la entrada de agua dulce al sistema, ingresaron gran cantidad de sedimentos (910x103 ton/día) y vegetación acuática que taparon y colmataron caños y cuerpos agua.

Santuario de flora y Fauna. En julio y septiembre de 2015, un equipo técnico del Santuario de Flora y Fauna de la Ciénaga Grande de Santa Marta realizó recorridos periódicos de monitoreo, prevención y control, y reportó un proceso de deterioro de las condiciones ambientales del ecosistema de manglar del área protegida, debido a la alta salinidad.

Los niveles encontrados al interior del santuario superaron en algunos casos los 60 UPS, valor sobre el cual empieza a generarse un 'estrés fisiológico' del bosque mangle. Para esa época ya se registraba defoliación en árboles en las orillas de los caños, ríos y pequeñas ciénagas al interior del Santuario. Se observaba una disminución de los grupos faunísticos, especialmente aves, y la ausencia total de personas que aprovechan los recursos hidrobiológicos del área protegida, evidenciando disminución en la abundancia de peces.

El Instituto Geográfico Agustín Codazzi (IGAC) en su estudio de conflictos de uso de suelo, en 2015, expresó que el Magdalena sería uno de los departamentos más afectados por la época de verano, enfatizando que el suelo ya no podría retener agua suficiente para enfrentar una fuerte sequía, evidenciado en el bajo caudal de los ríos y la afectada biodiversidad. Como causas señaló que 'este panorama se debe a las malas prácticas agropecuarias y a la falta de un esquema de planeación en las dinámicas del uso de suelo'.

Parques Nacionales opina que estudios como los del Invemar, que en sus informes anuales de monitoreo de la Ciénaga Grande señalan que para 2014 registraron incrementos importantes en los niveles de salinidad intersticial (que ocupa los espacios que existen entre uno o más cuerpos) en suelos de manglar, corrobora una tendencia al aumento que se encontró desde 2012. Lo grave, explica, es que 'si esta tendencia continúa podría tener un impacto importante en la fisiología y reclutamiento de los mangles, dado que superarían, en algunos casos, los valores máximos de tolerancia a la salinidad de las especies que componen el ecosistema de la Ciénaga', tal como hoy está ocurriendo en el kilómetro 35 de la vía Barranquilla-Ciénaga.

Entre las recomendaciones que refiere el Invemar en sus informes se destacan la necesidad de la reapertura y mantenimiento de los caños que comunican el complejo lagunar con el río Magdalena, de tal manera que faciliten la recirculación de aguas y así contrarrestar los efectos de eventos climáticos extremos. Advierte específicamente que 'de no considerarse esta recomendación, es probable que la tendencia de incremento en los valores de salinidad de aguas y suelos se mantenga, ocasionando estrés fisiológico en las plantas, deterioro fitosanitario y muerte del arbolado'.

El instituto enfatiza en el mantenimiento de caños y la disposición final de sedimentos removidos, dado que, ante una inundación, es probable que dichos sedimentos sean devueltos a los caños y arrastrados por la corriente al sistema nuevamente. La acumulación de materiales ayuda a la retener sal en épocas de alta salinidad. Por esto es necesario también ampliar la cobertura de dragado y mantenimiento para atender no solo los caños principales, sino los secundarios y terciarios, ya que se trata de un sistema que funciona en red.

Denuncian que en Palermo desecan 400 hectáreas de humedales

La bióloga Sandra Villardy, coautora del libro ‘Repensando la Ciénaga Grande de Santa Marta. Nuevas miradas y estrategias para la sostenibilidad de la Ciénaga Grande de Santa Marta’, afirmó a EL HERALDO que en el corregimiento de Palermo logró identificar, por medio de imágenes satelitales, que propietarios de predios están desecando los humedales de la zona, en un área cercana a las 400 hectáreas, desde hace cuatro años.

'Esto está sucediendo sistemáticamente en muchos de los humedales del país, y en este caso los humedales que están cercanos a la vía Ciénaga – Barranquilla, pero del lado sur. Estos humedales normalmente la gente no los reconoce como tal. Más o menos son unas 11 parcelas que están desecando los humedales de esa zona. Cualquier persona que vea las imágenes (de Google) puede identificarlos', señaló Villardy.

La bióloga advierte que, al ser predios privados, la responsabilidad recae principalmente en el propietario del terreno y la Corporación Autónoma Regional del Magdalena, Corpamag;que al tratarse de humedales Ramsar, debe haber un plan de manejo y una zonificación de los usos, y que el propietario en un área Ramsar debe saber que hay zonas que debe dejarlas para la gestión ambiental, como lo manda la Constitución.

'No pueden hacer diques. Es como cuando un privado en su finca quiere talar un árbol: tiene que pedir permiso o una licencia de aprovechamiento comercial para que lo pueda tumbar. Ningún privado, así el humedal esté dentro de su predio, puede desecarlo. Tiene que pedir una autorización o la corporación tiene que hacer seguimiento del funcionamiento de ese humedal', indicó.

Además, calificó como una omisión que la Corpamag 'aún no haya hecho el plan de manejo de la zona amortiguadora del Vía Parque Isla Salamanca'.

*Con información de Parques Nacionales Naturales de Colombia.