El susurro de las fuertes brisas, que se tomaron la madrugada porteña de ayer, fue interrumpido por un estruendo que levantó de sus camas a quienes todavía dormían en las casas de la cercanía del muelle de Puerto Colombia. Frente a ojos expectantes se hundían pedazos de cemento que nadaban con el vaivén de las olas.
Con la mirada perdida en el horizonte, Jesús Acosta, un comerciante del sector de 56 años, vio cómo se perdían aproximadamente 60 metros de estructura de aquel patrimonio del municipio que, poco a poco, se está tragando el mar. Aunque impotente ante esa dura realidad, esta vez tampoco pudo hacer nada por salvaguardar lo que siente parte de su identidad.
Alrededor de las cuatro de la madrugada se desplomó un segmento de muelle pegado a la caseta ubicada al final de la estructura, y otro pedazo que conduce a la orilla, zona que en algún lejano momento fue de embarque y desembarque de pasajeros. Con más de seis desplomes en los últimos siete años, solo cerca de 769 metros de estructura se mantienen en pie, de los 1.219 que tenía el muelle originalmente.
Causas
Vientos de entre 30 y 38 nudos y olas de hasta tres metros tienen azotadas las playas de Puerto Colombia, causadas por las diferencias de presiones del litoral Caribe que se presentan siempre a finales de año y en los primeros meses del próximo, según ha anunciado la Dimar. El incremento del oleaje desestabilizó el corroído cimiento del muelle al punto de que su deteriorada estructura cedió y se vino abajo.
'Sabíamos que iba a colapsar. Ya se habían hecho evaluaciones a la estructura y se demostró la debilidad de la misma. Se habían considerado partes donde se podía fracturar el muelle', afirmó Gonzalo Restrepo, teniente de los Bomberos de Puerto Colombia, quien atendió el llamado de auxilio de los habitantes que presenciaron la caída.
Y es que 'ante los fenómenos de la naturaleza, nada se puede prever', como alegaban los lugareños. Así sucedió en ocasiones pasadas con desplomes durante la misma época, a finales y principios de año, cuando las corrientes marinas y los vientos son más fuertes.
El primer pedazo que se tragó el agua, el 7 de marzo de 2009, medía 200 metros. El 9 de marzo y 26 de noviembre de 2012 se cayeron 50 más en cada ocasión; en julio del mismo año se partieron 20 metros, y para diciembre el muelle ya estaba dividido en cuatro partes. En el 2015 se sumaron 70 metros entre enero y marzo, hasta la destrucción del 2016. (Ver infografía)
Restauración
'Desde hace años se ha venido deteriorando el muelle y nadie hace nada, todos hablan pero ninguna autoridad concreta nada. Se forma la revolución cuando una parte se cae y luego se olvidan de todo', dijo Jesús Acosta, que subsiste de las ventas de un restaurante-bar en zona aledaña al muelle.
Las precipitaciones también han afectado el turismo, las ventas bajan porque la falta de playa aleja a los bañistas y el consumo es mínimo. Acosta se resigna al pensar que algún día no existirá la construcción por la que es reconocido, nacional e internacionalmente, el municipio atlanticense.
Muy diferente piensa la administración actual que promete adelantar un ambicioso proyecto para salvar lo que queda de muelle. Así lo indicó Saúl Leiva, secretario de Turismo de Puerto Colombia: 'En los próximos días, a más tardar el lunes, comenzaremos los trabajos de estabilización del sector'.
El proyecto contempla tres fases. La primera, que inicia la semana siguiente, consiste en construir un enrocado de piedras de 150 metros en el sector izquierdo; y un espolón semisumergido será ubicado en el derecho. Siete mil millones de pesos serán invertidos en estos trabajos.
Con 200 millones de pesos más, en la segunda fase se restaurarán los primeros 200 metros del muelle, símbolos de inmigración y desarrollo portuario del departamento. Y la última fase se enfocará en el entorno, en embellecer la plaza de los inmigrantes para que sea un atractivo turístico.

Prevención
A raíz del último derrumbe, los pescadores ya no podrán acudir al muelle a realizar sus usuales faenas. Las fotos encima del desgastado suelo de cemento y con el horizonte de fondo se acabaron. Tan solo quedará la contemplación lejana del monumento nacional que nunca será el mismo que el que nació.
Se mantendrá, definitivamente, la restricción que la Alcaldía municipal ha adoptado de prohibir cualquier paso al muelle, con el fin de garantizar la seguridad de propios y visitantes, y evitar la pérdida de vidas humanas.
'Existe una falta de cultura y conciencia de los habitantes del municipio, no les importa el riesgo ni el peligro e ingresan al muelle pese a las restricciones. Debemos asumir responsabilidad para evitar una tragedia', expresó Edinson Palma, subsecretario de Prevención y Atención de Desastres del Departamento del Atlántico.
El funcionario manifestó que la Gobernación solicitará al alcalde de Puerto Colombia, Steimer Mantilla, que encierre con mayor seguridad la entrada del muelle, ya sea con una reja o con otro mecanismo. Y que mantenga la vigilancia policial en la zona.
Historia
Con el ánimo de conocer más allá del mar se iniciaron las obras el 14 de enero de 1891, la fuerza laboral de 120 hombres trabajaron día y noche hasta culminar, el 9 de junio de 1893, la puerta al viejo mundo. A finales del siglo XIX, el muelle se convirtió en el punto de llegada de muchos inmigrantes, de estrategia marítima y de puente comercial.
'La restauración es una inversión que no tiene ganancia. Lastimosamente, el muelle finalmente caerá, desaparecerá de la vista pero no de la mente. Cuando eso suceda se convertirá en un gran arrecife en el fondo del mar, y se seguirá investigando sobre él y será un atractivo para el turismo submarino', manifestó Helkin Núñez, funcionario del Archivo Histórico del Atlántico.
El investigador de la historia de Puerto Colombia desde los 10 años de edad, pone un tono optimista en sus palabras, para dar esperanza a quienes ven que se escapa de sus manos un recuerdo tangible de la idiosincrasia porteña.