En la calle Santana del popular Barrio Abajo, los 'amigos cuadrados (computadores)' están apagados. Así decide llamar Miguel Ojeda, de 8 años, a su paraíso virtual pixelado. En su lugar, prefiere jugar en las 96 casillas de un enorme y colorido tablero de cruz.
'Aquí las fichas sí son amigos reales', reflexiona el pequeño Migue, antes de practicar sus saltos.
Se refiere a sus compañeros de cuadra, quienes logran, desde las 4 de la tarde, dar vida al tapizado. Ahora, gran parte de la carrera 50 B con calle 46 se torna de azul, amarillo, verde y rojo, en lo que en vez de vía, hoy es un parqués humano.
'A mí me gusta estar aquí, nos divierte, hacemos bromas. No lo cambio por nada', expresa Salma Forero, de 11 años.
Unos avanzan riendo, otros saltan atentos. La dinámica consiste en dar una vuelta entera con todas las fichas, pero el reto, en realidad busca algo más que solo ganar.
'La esencia de nuestro barrio es que no hemos perdido la tradición. Aquí nos sentamos en la terraza, regresamos a los juegos de mesa, esos que unen a la familia', afirma Raúl Vanegas Iglesias, edil de la localidad Norte- Centro Histórico.

A pocos pasos de los niños hay otra generación, 'unas cuantas arepas (años) mayor'. Convergen en la Santana los amigos del callejón Robles (calle 44), la calle Paraíso (47), las Palmitas (43 b), y Medellín (43).
En este tablero, tamaño normal, además de estrategias, reinan legendarias anécdotas.
'Este señor (camisa gris) tiene el record de pérdidas. Un día perdió un partido por nunca salir de la cárcel, jamás lo logró', narran entre ellos.
La idea de pintar el tablero de parqués no hace parte de la improvisación de ningún ciudadano. Se trata de un proyecto liderado por estudiantes de séptimo semestre de diseño gráfico, de la Universidad Autónoma del Caribe.
En su tarea de diseño publicitario se les solicitaba conseguir que una de las calles del barrio Abajo 'hablara por sí sola'.
'Empezamos a caminar y nos dimos cuenta de que aquí aún se disfruta mucho de los juegos de mesa. Entonces pintamos este (el parqués)', contó Martha Mancilla, una de las participantes de la iniciativa.
Desde las 8 de la mañana del pasado domingo, el grupo conformado por cinco estudiantes se tomó la calle y con pinturas y creatividad, lograron el juego.
'Nos quedamos hasta las 8 de la noche haciendo la actividad, fue demasiado bonito, te hacen sentir en casa', expresó Mancilla.