Sombreros vueltiaos, brazos y banderas al aire, lágrimas felices, brincos, gritos y una oleada de abrazos todos-contra-todos estallan entre un combo de guayaberas en medio de un hotel en Veracruz, México, un 11 de junio. Barranquilla acaba de ser confirmada como la sede de los Juegos Centroamericanos y del Caribe 2018, y unos 70 hijos de la ciudad lo celebran como si Junior hubiera marcado el último penalti en una final de visitante.
Incluso con más furor. Estaba en disputa mucho más que una estrella o un campeonato. Los Juegos, como los contempla la Alcaldía Distrital en su propuesta, serán un motor para acelerar el desarrollo de la ciudad; la carta de navegación para invertir $169 millones de dólares en infraestructura. Lo que recibieron los barranquilleros a las 2:50 de la tarde de ayer fue un tiquete al mañana, y la sensación de haber anotado el gol más histórico de todos, en la cancha deportiva y económica.
El Comité Ejecutivo de la Organización Deportiva Centroamericana y del Caribe –Odecabe–, alzó a esa hora un letrero con el veredicto ante las delegaciones de las tres ciudades que competían. No se leía bien lo que decía. Estaba al revés, y en los primeros segundos reinó la confusión. Los miembros del equipo barranquillero permanecieron con las manos agarradas con fuerza, hasta que el presidente de la organización hizo una señal que despejó las dudas sobre la sede escogida.
'La sede es…', dijo Héctor Cardona, hizo una pausa dramática, cruzó los dedos y los mostró a la audiencia. Las sillas salieron disparadas por todos lados cuando los colombianos identificaron la seña, símbolo con el que la Alcaldía venía impulsando su candidatura en las redes sociales.
Empresarios del turismo, de la banca, del comercio, de la construcción, funcionarios públicos y periodistas conformaban la comitiva. Hasta ese momento había cumplido con rigor resignado la exigencia de guardar silencio durante la exposición. Agitaban pañuelos blancos cuando la alcaldesa mencionaba los puntos fuertes. Pero ni siquiera aplaudieron. Fue difícil cuando apareció el presidente Santos en un video diciendo que 'El encuentro del río con el mar Caribe es el mejor lugar para que los Juegos se encuentren con la gloria'. Pero fue casi incontrolable cuando salió Sofía Vergara, en la misma pantalla, invitando a que 'Vengan a Barranquilla. ¡Yo soy Barranquilla! ¡La puerta de Oro de Colombia!'.
El triunfo acabó la solemnidad. La comitiva terminó cantando el himno a toda garganta, expulsando en cada estrofa las ganas contenidas de alentar la postulación de la alcaldesa Elsa Noguera, el presidente del Comité Olímpico Colombiano, Baltazar Medina, y el director de Coldeportes, Andrés Botero. A los gritos, una y otra vez, sin piedad con las delegaciones de Ciudad de Panamá y Puerto La Cruz (Venezuela) que seguían en el recinto. Quien lo gana es quien lo goza.
Un elemento que destacó la mandataria fue la experiencia de la ciudad en eventos masivos, al recibir año tras año miles de turistas en el Carnaval y ser la casa de la Selección. La fiesta, cultural y deportiva, ha servido de entrenamiento para el músculo logístico.
'Va a ser una linda oportunidad para mostrarle al mundo esas cosas maravillosas que están sucediendo en Barranquilla', dijo ella, sudada, sentada a las afueras del salón luego de la victoria. 'Papa Dios quiso que esta sede la tuviéramos los barranquilleros. Esta comitiva fue definitiva, porque muestra nuestra seriedad, compromiso, que esto no es un sueño de una administración, sino de toda una ciudad'.
Aunque el optimismo predominaba, las otras delegaciones también parecían muy confiadas. Preocupaban los golpes al hígado de último momento que había lanzado Venezuela, con la oferta de becas para los deportistas. Y su estand, con grandes pantallas, bellas modelos y hologramas tridimensionales, deslumbraba frente a la propuesta mucho más discreta de Panamá. La máquina de café colombiano y una palangana de cocadas hicieron digna batalla por atraer visitantes.
Al final, hubo un nocaut y una decisión reñida en el proceso electoral de Odecabe. Se requirieron dos sesiones de votación de los nueve miembros del consejo. En la primera fue mandada a la lona la ciudad venezolana: Barranquilla recibió 4 votos, Panamá 4, y Puerto La Cruz, 1. En el desempate, la capital del Atlántico conquistó el voto definitivo y se alzó como vencedora, dueña del cinturón de los XXIII Juegos.
'Esto me ha dado duro. Es como la séptima campaña que hago —reconoció al final el paisa Andrés Botero, con los ojos enrojecidos— Cuando se levantó el letrero de Barranquilla, aunque estaba al revés, fue muy emocionante'. Advirtió que ahora viene un gran reto, y en medio de la emoción dijo que 'si no sigo en el Gobierno Nacional después del 7 de agosto, cuenten con la ayuda mía como miembro del comité olímpico internacional para sacar adelante este evento'. Ya casi nadie recuerda, ni él mismo, que en algún momento puso en duda la candidatura.
Entre las enrojecidas por el llanto estaba María Elia Abuchaibe, gerente de Camacol. 'Es una oportunidad para poner al día nuestros escenarios deportivos', dijo, en referencia a las inversiones en el Estadio Metropolitano, el Tomás Arrieta, el Elías Chegwin, el coliseo Humberto Perea, y la construcción de nuevos espacios como un velódromo y un complejo acuático.
A pesar de la alegría, nadie pierde de vista que el triunfo implica una nueva competencia. Esta vez contra el reloj, en una prueba de desempeño. Se lee en las palabras de la alcaldesa, 'Ya la Odecabe cumplió, ahora nos toca a nosotros. Arranca el trabajo, aquí no hay tiempo que perder'. Y también en las del secretario de Deportes, Joao Herrera, uno de los que lloró con más potencia. Explica que la búsqueda de los Juegos surgió apenas este año, luego de que Guatemala declinara su opción. Eso abrió una oportunidad única, que implica un reto mayor: habrá que hacer en 4 años lo que otras sedes hicieron en 6.
'La transformación al 2018 va a ser grande. Viene trabajo y compromiso', dijo Herrera, ya con las lágrimas secas. 'Pero, ahora, lo que viene es celebración'. Anticipó un pequeño simulacro de Carnaval, de clasificación de la Selección al Mundial o de triunfo de Junior. Quedan 4 años de entrenamientos.
Ver infografía: Escenarios de competición y montos a invertir