El Heraldo
La Guajira

La Guajira, tras la huella de los afrodescendientes

El proyecto Ruta Negra, de la fundación Agguanilé, busca la visibilización de ese 14,8% negro que es tan guajiro como el pueblo wayuu.

Cuando los integrantes de la Fundación Agguanilé estaban en los preparativos para la implementación del proyecto Ruta Negra en La Guajira tuvieron su primer impase con el publicista que le diseñaría el afiche promocional.

La frase que habían escogido la comunicadora social Doris Cabeza Escobar y el escritor y docente César Castro era el tema de controversia, ya que la persona que elaboraría las piezas promocionales se negaba a ponerla.

“Por un futuro negro y bonito en La Guajira” era el eslogan que deseaban usar  para la promoción del proyecto.

“El publicista se resistía y decía que algo negro no podía ser bonito”, afirma Castro quien tuvo que usar la firmeza para hacer valer su derecho como cliente y finalmente lograr que el profesional de la publicidad incluyera la frase en el diseño.

En ese momento, Castro, periodista barranquillero con corazón guajiro, estuvo más convencido de la importancia de su iniciativa, la cual nació precisamente por estos prejuicios y estigmatizaciones.

“Esto que nos sucedió es producto de toda la infamia que vivimos los negros desde los años 1.500 o 1.600, en los que perdimos todo, nuestros apellidos, nuestros dioses y nuestra idiosincrasia, para imponernos otros que son ajenos a nuestras bases culturales”, afirmó.

Cuando decidieron llevar a cabo esta iniciativa, la pregunta que se hicieron fue por qué en La Guajira, donde hay 985.452 habitantes, solo se hablaba de ese 44.9% de población que es indígena y no del 14,8% que conforman los negros o afrodescendientes.

Antes de redactar el proyecto para presentarlo al Ministerio de Cultura, que finalmente le brindó su apoyo a través del Programa Nacional de Concertación, consultaron muchos libros de ciencias sociales, de historia y de geografía, en los que dicen no encontraron  nada referente a la población negra de este departamento.

“Era como si no existieran”, dijo con asombro el profesor César, quien lleva un poco más de 30 años viviendo en la península.

Entonces se comprometió aún más con esta iniciativa que tuvo su primera etapa en 2015, año durante el cual recorrieron toda la vía que une a Riohacha con Valledupar, en cuyo trayecto encontraron las comunidades y poblaciones, con mayoría de habitantes negros.

Fueron muchos los interrogantes que se hicieron: ¿Por qué son invisibles? ¿Por qué no hay casi información de ellos en los libros o documentos consultados?

El objetivo era responder estos interrogantes, pero también averiguar en qué condiciones económicas, sociales, culturales, religiosas y políticas llegaron las primeras comunidades negras a La Guajira.

Otro de los propósitos fue el desarrollo de una campaña para poner en alto el orgullo étnico de las comunidades negras y trabajar por el autorreconocimiento como forma de fortalecer la identidad cultural y resguardar las manifestaciones culturales que se evidencian en el baile, en la cocina, en la actitud ante la vida y ante la muerte, en las formas pedagógicas de aprender el legado de los mayores, en la medicina tradicional con base en plantas, en la literatura y en la música.

 

El trabajo se  realizó a través de la Fundación Agguanilé y los resultados fueron, según los ejecutores, impresionantes.

Doris Cabeza explica que en todo ese corredor vial, donde están los corregimientos de Juan y Medio, Morenero, Tomarrazón, Cotoprix, entre otros, hay un común denominador y es una alarmante pobreza en la que están las comunidades negras.

“Esta pobreza tiene un agravante y es que esta población es casi invisible, ya que apenas hace poco las entidades territoriales de La Guajira es que se han preocupado por incluir a los negros en sus programas de gobierno”, aseguró. 

Los resultados de las  muchas entrevistas y visitas que hicieron en estas poblaciones evidenciaron que esta población,  que no hay acceso fácil a la salud, no tienen conectividad, no profesan una religión y lo que considera aún más grave, es que muchas personas no se autoreconocen como negros, por lo que se han ido perdiendo en el tiempo, muchos elementos culturales propios de esta población.

Castro asegura que, por ejemplo, el hecho de alisarse el pelo es un intento de negar su identidad, pero además a muchos no les gustan que les llamen negros. “Me pasó con una joven, a quien le dije “negrita linda”, para pedirle permiso para una foto y me contesto: “yo no soy negra, yo soy de Cascajalito, los negros son los de Juan y Medio”.

Incluso encontraron evidencias que en esta área rural de Riohacha, existieron los palenques, casi en forma simultánea con el de San Basilio, corregimiento del municipio de Mahates, en el departamento de Bolívar.

La segunda fase de este proyecto Ruta Negra en La Guajira II, inició su recorrido en el 2016, el cual fue por la Troncal del Caribe, en la vía entre Riohacha y Santa Marta, en la que se incluyeron las poblaciones que van desde el corregimiento de Camarones en Riohacha, hasta Palomino en el municipio de Dibulla.

Después de su ejecución, los autores aseguraron  que se encontraron con mucha gente talentosa, con importantes manifestaciones artísticas, pero igualmente población negra afectada por las mismas condiciones de invisibilidad y pobreza.

Castro, docente de la Institución Educativa Almirante Padilla de Riohacha, afirma que la cultura negra es una forma de resistencia. Para él este es el último refugio que les queda para hacerse cada vez más visibles.

“La danza, la pintura, la gastronomía y la literatura afro es una forma de seguir bregando por nuestro reconocimiento”, manifestó.

Añade que la lucha es en diferentes frentes y el más bravo es el del lenguaje y el pensamiento.

“Debemos dejar de pensar que todo lo negro es malo, es algo que ha se habla mecánicamente, incluso los mismos negros lo hacemos, por ejemplo, cuando decimos: aquí trabajando como negro o he tenido un día negro”, explicó.

La gastronomía y la música afro

En el marco del proyecto Ruta Negra en La Guajira se llevó acabo el lanzamiento del libro “Cultura gastronómica tradicional de la zona rural afro de La Guajira”, escrito por los licenciados Lixia Giovannetty Pimienta y Deivis Ojeda Iguarán.

Dice César Castro que en este explican cómo los negros  trajeron consigo sus prácticas gastronómicas. “Muchos se hicieron cimarrones y en sus palenques del sur de Riohacha remplazaron sus palmas africanas por la tamaca y la corúa y aprendieron a rehacer sus vidas y a elaborar productos con estas plantas, así como las arepas de tamaca, el chicharro y otras delicias de la culinaria afrodescendiente”, anota.

Esto a pesar que según el docente, no ha sido fácil conservar estas tradiciones, pero con estas prácticas dan muestras de resistencia cultural dese sus fogones entrojados en los patios de sus casas.

La música afro también fue protagonista en el proyecto y por eso se realizó un seminario taller, que los autores calificaron como un gran ejercicio académico.

Este fue dictado por Juan Carlos Redondo Palacio coreógrafo riohachero, egresado de la Fundación Danza Juacar y quien cuenta con 25 años de experiencia en el baile.

Durante el taller se explicó a los estudiantes el origen y fortaleza de bailes afros como el mapalé, el bullerengue, son de negros y la cumbia, buscando la preservación y conservación de la cultura afro, que en algún momento puede estar en vías de extinción.

“Antes de culminar el evento el ambiente de la Institución educativa Almirante Padilla, se inundó con la interpretación de tambores alegre y macho. Melodías cargadas de sentimientos como Aguacero de Mayo, mapalés y los sones de negros, se tomaron el escenario y evidenciaron que lo afro está inmerso en nuestra esencia”,  afirmó Cesar Castro.

Dos  destacados son negros 

Los periodistas autores del proyecto hicieron alusión a dos grandes negros que tiene La Guajira. El primero es el almirante Prudencio Padilla, nacido en Riohacha, un militar, marino y prócer del Caribe, quien  participó en las guerras de independencia, además senador de la Gran Colombia. La escuela de cadetes de la marina colombiana lleva su nombre.

El otro es Luis Antonio Robles, conocido como El Negro Robles, nacido en el corregimiento de Camarones, en Riohacha, un abogado y político, primer afrocolombiano en llegar al Congreso de Colombia y al gabinete presidencial como Secretario del Tesoro.  

“Los dos personajes más importantes de estas tierras fueron negros”, apunta César, quien dice que en honor a esto los afros en esta tierra deberían ser más valorados.

No están en la historia de La Guajira

La investigación  de la fase III del proyecto cultural Ruta Negra en La Guajira se desarrolló durante más de 6 meses en los pueblos afros del norte y sur del departamento, iniciativa que contó  también con el respaldo del ministerio de Cultura y el Programa de Concertación Cultural con el apoyo del Fondo Mixto para la Promoción de la Cultura y las Artes de La Guajira.

Explica Doris Cabeza que con la investigación se buscó visibilizar a figuras que han incidido en la construcción de la democracia y que no son contadas por la historia oficial, como Juan José Iyé Pinto, patriarca liberal oriundo del corregimiento de Tomarrazón, Rogelio Ustate Arregocés, líder afro del municipio de Hatonuevero, ejemplo de resistencia, la figura de Noris Carranza Camacho, conocedora y estudiosa de la medicina tradicional y la de Ever Toro Toro, historiador y coordinador de la Casa de Luis Antonio Robles, en  Camarones .

Agguanilé

‘Agguanilé’ es el título de una canción que compuso Willie Colón junto a Héctor Lavoe, producida por Jerry Masucci y propio Willie Colón, que tiene un pequeño verso que es interpretado por Lavoe en griego, “Kyrie eleison”, costumbre popular entre la clase campesina y pobre, remontándose a cientos de años, Además, es un tema relacionado con la santería que trae sonidos del África, que significa limpieza espiritual o limpieza del hogar.

“Los afros de La Guajira deben tener reconocimiento”: líder wayuu

La líder wayuu Débora Barros afirmó que este momento histórico que vive el país, en el que se está construyendo la paz, los afros del departamento de La Guajira deben tener el reconocimiento que se merecen. “Debemos saber con más profundidad cómo llegaron a estas tierras, cuántos hay y dónde están, porque así como nosotros los indígenas hemos sido reconocidos, ellos se merecen esto debido a la lucha que han emprendido”, afirmó. Indicó que ha compartido con algunos líderes, mujeres emprended oras que no tenía conocimiento que se reconocían como negros o afros.  “Las acciones que se realicen en el departamento también deben estar dirigidas a esta población que es muy rica culturalmente”, manifestó.

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