'A veces, cuando queremos hacer un bien, terminamos haciendo un mal'. Monseñor Víctor Tamayo Betancourt resumió con esta frase lo que para las autoridades ocurrió la noche del miércoles en la casa en Palmar de Varela, donde Johana Montoya Rosario degolló a sus tres hijos y luego intentó suicidarse.
El arzobispo auxiliar de la Arquidiócesis de Barranquilla presidió en la tarde de ayer la misa previa al sepelio de los hermanos Abinadath Montoya Rosario, Luis Enrique y Johana López Montoya, en la iglesia municipal San Juan Bautista. Los menores fueron sepultados a las 5:58 en el cementerio nuevo de Palmar.
La reflexión de Tamayo fue la conclusión del segundo día después del crimen, durante el cual se confirmaron las sospechas de las autoridades: fue un filicidio (muerte dada por un padre o una madre a su propio hijo).
CARTA, DENUNCIA Y MENSAJES.
Los detalles del contexto, como lo reveló ayer EL HERALDO en su página web, están consignados en una carta que escribió Montoya y en la denuncia que presentó el 9 de diciembre contra su padre, Cipriano Montoya, por presuntos abusos sexuales contra su hija. Ambos documentos están en poder de las autoridades.
'No voy a dejar que mis hijos sufran lo que yo', se lee en un aparte de la queja penal y la carta. Un investigador consultado indicó que se debe 'hacer una prueba grafológica para confirmar, pero todo indica que sí se trata de la letra de la señora'.
Los análisis de la grafía de la carta podrán compararse con las frases y dedicatorias escritas en dos hojas de papel halladas en la mañana por Díaz Reales, al llegar a buscar ropa para preparar los cuerpos de los niños y sepultarlos.
En uno de los mensajes dirigidos a Reales, al parecer, Montoya le expresa: 'amor que pases un felis cumpleaño (sic)'. Al trabajador de un granero, de 39 años, le llama la atención que su onomástico número 40 es el próximo 24 de febrero.
Díaz también exhibió a funcionarios del Bienestar Familiar y a reporteros de esta Casa Editorial, durante la procesión que antecedió el sepelio, otra hoja en la que se lee: 'la policia bale m... nunka a sen justisia (sic)'.
'Le pregunté, ¿mi amor, tu mataste a los niños? Me dijo (con la cabeza) que sí y me agarró de la mano', contó el hombre, quien la visitó la tarde del jueves en el ESE Cari. (Ver recuadro)
MARCHA Y APOYO.
Antes de la ceremonia presidida por monseñor Tamayo, se realizó una marcha fúnebre encabezada por los tres ataúdes con los cadáveres de los menores, cargados por familiares y vecinos de los barrios Alfonso López, donde ocurrió la tragedia, y Villa Josefa, donde residen parientes de Díaz.
'No vamos a juzgar a nadie, (...) ellos serán ahora los ángeles custodios de Palmar de Varela', exclamó Tamayo antes de que se le quebrara la voz. 'Desde hoy los nombramos ángeles custodios de este pueblo amado'.
Unas 500 personas acompañaron el recorrido, que comenzó a las 3:30 de la tarde en Villa Josefa, tomó una vía que conecta con la carretera Oriental y luego reingresó a la población por la calle 9, hasta llegar a la parroquia ubicada en la plaza central.
Tras la misa, hacia las 5 de la tarde, la procesión emprendió el rumbo hacia el cementerio nuevo del municipio, cerca del barrio Alfonso López. Allí reposan los tres féretros, pese a que el padre biológico de dos de los menores (Johana y Luis) solicitó a las autoridades la custodia para trasladarlos a Magangué, donde él vive.
'Está consciente'
Ramón Quintero, gerente del Hospital ESE Cari donde permanece Montoya, informó vía telefónica que está consciente pero, no puede hablar, porque está conectada a respirador artificial.
'Tiene dos hematomas en el muslo de la pierna derecha. A ciencia cierta no sabemos qué pudo causárselos. Está con una sedación mínima en la unidad de cuidados intensivos, está consciente y abre los ojos'.
Quintero detalló que la joven llora con frecuencia. 'Con el sangrado que tuvo y la pérdida de consciencia por el corte, ella aspiró sangre y se le fue a los pulmones, debido a eso no se pueden expandir bien; la herida en la muñeca izquierda no fue muy profunda, se le cogieron 6 puntos'.
