Luces que revelan una fluorescencia en paredes y pisos. Cámaras fotográficas, peritos e investigadores. Un cinta amarilla, policías y curiosos. Esa era la escena de la inspección a una casa en el barrio San José, la noche del 24 de Septiembre de 2019. El objetivo: obtener pruebas que ayudasen a resolver el caso del doble homicidio que se descubrió en el barrio Las Flores el pasado 22 de septiembre.
El episodio conmocionó a los vecinos de ese sector de la ciudad. Según ellos, estaban siendo 'testigos y protagonistas' de un nuevo capítulo de CSI (Escena de investigación criminal, por sus siglas en inglés), pero en Barranquilla.
Agentes de investigación llegaron a la casa y utilizaron luces de diversas longitudes de ondas lofoscópicas y el químico luminol, con la intención de buscar vestigios de sangre y huellas en el inmueble, pese a que había sido lavado con agua, cloro y jabón.
Debido al proceso de limpieza, tuvieron que usar en la inspección una sustancia química especial que, al contacto con la sangre, provoca una reacción llamada quimioluminiscencia, es decir, deja en relieve elementos que 'intentaron ser ocultados'.
En otras zonas del inmueble se usó una luz fluorescente de color violeta que permitió identificar rastros de huellas digitales y fluidos corporales como sangre y saliva.
Pero esto es solo uno de los métodos del portafolio de servicios que ofrece la jefatura de criminalística de la Policía Judicial de la Fiscalía General, seccional Atlántico, para ayudar al esclarecimiento de las pruebas dentro de un proceso penal.
Hernán Esmeral Quintero, jefe de Criminalística del Atlántico, explica que desde el año 2000 las técnicas en criminalística y forenses en el país tuvieron actualizaciones y avances, dado a que Colombia ingresó al Sistema de Corte Acusatorio.
Para el funcionario, Colombia maneja 'altos estándares' en materia de resolución de crímenes, debido a que 'constantemente' se está dentro de un proceso de 'actualización y mejora continua de los métodos y técnicas'.
'En la actualidad la criminalística tiene dos fases: una de campo y otra de laboratorio. En la primera se busca, inicialmente, que la recolección y la captación del material probatorio se realice de la mejor manera y en la segunda hay un cuerpo especializado que se encarga del análisis específico de esas pruebas', señala el funcionario.
Es así como estas dos fases en el Atlántico están conformadas por 11 dependencias que se encargan de llevar a cabo 'los trabajos técnicos y científicos'. El área está compuesta por más de 60 servidores distribuidos en grupos de lofoscopia, topografía, arquitectura, ingeniería civil, automotores, morfología, identificación humana, fotografía, grafología y documentología, genética, balística, química y química de campo.
Para la recolección de una huella, por ejemplo, explica que el perito obtiene de la mejor manera esta prueba y la custodia para su preservación. Este elemento pasa a manos del grupo de dactiloscopia quien la coteja con la base de datos AFIS de la Registraduría para identificar al dueño de esa huella.