En casa de Érika Beltrán Calderón todavía la tristeza se pasea entre los pasillos y las viejas paredes pintadas de verde. Su madre, Eludis Calderón, asegura que todas las noches le pide a su hija, a su alma o espíritu, que la ilumine y le dé alguna pista concreta sobre quién, o quienes la ultrajaron y violentaron hasta asesinarla.
'Antes de dormir, le pido con toda el alma a mi niña que me hable en un sueño o como ella quiera, pero que me revele quién fue el que le hizo eso', dijo Eludis.
En casa de esta numerosa familia, poco a poco la cotidianeidad ha vuelto por el rumbo ordinario. Sus hermanos ya se vincularon a sus responsabilidades laborales, pero entre primas, tías y una que otra vecina que todavía se acerca hasta la vivienda en Siete de Abril para ofrecer sus condolencias, mantienen viva las llamas de dos veladores blancas y la recuerdan entre pocillos de tinto, que se agotan entre conversaciones y un sin fin de especulaciones que se entretejen en torno al crimen de la menor, de 16 años.
La familia continúa sosteniendo que Érika era una adolescente que poco salía, que no era amiga de bailes ni de tragos y, mucho menos, una mujer con una vida agitada y nocturna.
De acuerdo con la familia, quizás lo único que puede parecer fuera de lugar en la vida de la menor es que, siendo aún una niña, intentó en dos ocasiones convivir y sacar adelante una vida en pareja que no le resultó.
'Con el muchacho de Montería solo vivió 3 meses. Él la endulzó y se la llevó sin el consentimiento de nosotros, y con él no le iba bien. Porque él es un tipo raro que tomaba hasta medicamentos y era muy celoso. Cuando se dejaron, una vez se vino de allá, la maltrató en la puerta del colegio', agregó la mujer, que hoy se mortifica esperando que pronto se esclarezca el asesinato de su hija.
Sobre el otro hombre con la que Érika intentó hacer una vida en pareja, señaló que es una persona trabajadora con la que su hija compartió seis meses de su vida, pero la relación tampoco prosperó.
'Él ha estado muy pendiente de todo, ha venido acá y nos ha colaborado. Muy distinto al muchachito ese que fue novio de ella, que dice una cosa y otra, que la vio y que no la vio ese día, y por acá ni ha aportado. No vino ni al entierro, ni al velorio y a nosotros no nos ha dado cara. Si él la vio, por qué no dice con quién estaba', recalcó la mujer.
Mónica Villa, vecina y allegada a la familia, asegura que a Érika solo le conoció su disposición para el trabajo y las ganas de salir adelante. 'La veía o vendiendo los minutos o ayudando en la venta de almuerzos que tenía su tía. La imagen que tengo de ella es de una pelada tranquila, de su casa'.
Sobre la investigación que están llevando las autoridades, aseguraron que no han vuelto a saber más nada, solo lo que los investigadores les han dicho. 'Que va avanzando, que van por buen camino y hay que esperar'.
Para Estefany Gutiérrez Calderón, prima de Érika, y para varios de sus familiares, quizás la belleza y la gracia de Érika pudieron condenarla a ese final inesperado y doloroso.
'Como ella era tan bonita, quién sabe si alguno se obsesionó y, como no le paró bolas, por eso le hizo esa maldad', indicó la joven, de 21 años.
Para su hermano Álvaro resulta doloroso que después de su muerte, se especule tanto sobre su vida 'Mi hermanita no le gustaba ni el trago. La matan por inocente. Una mujer con recorrido no se deja matar, se las pilla al vuelo, pero ella era una pelaíta', concluyó.