El angustioso llamado que hizo un vecino de Viviana Lamadrid Márquez a EL HERALDO a través del servicio Wasapea, el pasado 9 de agosto, indicaba que la mujer había sido asesinada por su pareja luego de una discusión que escucharon todos en la cuadra.
'La Policía no ha llegado, el cuerpo de la señora está ahí', dijo el ciudadano, quien poco después comunicó que una patrulla ya se había hecho presente en la calle 52C con carrera 2E, del barrio San Vicente, en Soledad.
Y aunque las autoridades estimaron en principio que podría tratarse de un suicidio, la entrega de Didier Esmeral Ibáñez y el reconocimiento de su acción disiparon las dudas: la estranguló con una correa. Ahora esta persona es la primera procesada en el Atlántico por feminicidio agravado después de la entrada en vigencia (6 de julio de 2015) de la ley que tipificó este delito.
Pese a que Esmeral se presentó voluntariamente a la URI de la Fiscalía el 11 de agosto, el fiscal segundo seccional de Soledad y el juez primero penal municipal le dejaron claro en la audiencia que tendría que acogerse a los lineamientos de la nueva normatividad que incluso contempla penas mayores que las de homicidio simple y agravado, y van desde los 250 hasta los 600 meses de prisión.
El agravante, en el caso de Viviana Lamadrid, fue que su muerte se produjo en presencia de su hija de tres años. Así se lo confesó el mismo Esmeral a las autoridades cuando lo interrogaron.
El hombre dijo que no estaba drogado ni alcoholizado, como lo habían dicho algunos vecinos; que actuó conscientemente, pero en un momento en que perdió 'el control'.
En la audiencia el juez ordenó la reclusión del imputado en la Penitenciaría de El Bosque y reprochó su conducta, diciendo que no había nada que la justificara.