La oposición ucraniana consumó ayer sábado tres meses de revolución al fulminar al presidente Víktor Yanukóvich y liberar a la encarcelada exprimera ministra Yulia Timoshenko. 'La dictadura ha caído', declaró Timoshenko tras recobrar la libertad después de ser condenada en 2010 a 7 años de cárcel.
En apenas una hora, la Rada Suprema (Legislativo) se convirtió en juez y verdugo al apartar del poder a Yanukóvich y sacar de la cárcel a su principal rival, quien anunció que se presentará a las elecciones presidenciales convocadas ya para el 25 de mayo. Los 328 diputados, entre los que figuraban muchos oficialistas, destituyeron a Yanukóvich por 'abandono de sus funciones constitucionales'.
La guardia de fronteras informó que impidió que despegara un avión, que pretendía abandonar el país sin pasar el control fronterizo, y en el que viajaba Yanukóvich, de quien no se conocía el paradero.
EEUU consideró que estos acontecimientos pueden llevar al final de la crisis, pidió la formación de un Gobierno de unidad y celebró la liberación Timoshenko. Pero, el gobierno ruso acusó a la oposición de incumplir los compromisos que asumió con el depuesto mandatario. El presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, afirmó que este es un 'momento histórico para Ucrania y para Europa'.