La actriz y cantante Mile Vergara se encuentra radicada en Sincelejo, la tierra que la vio crecer y que dejó hace 45 años para perseguir sus sueños como artista.
Después de haber vivido en Bogotá y Estados Unidos la barranquillera de alma sincelejana, empezó a extrañar sus raíces y a recordar que con algunas de sus primas de niñas expresaban que iban a envejecer en sus sabanas sucreñas. Y fue hace tres años que la artista tomó la decisión de volver al lugar en que vivió toda su infancia y parte de su adolescencia.
'Cuando me fui de Sincelejo, me fui muy triste. Luego me casé con un cachaco y me acostumbré a la vida cachaca, venía muy poco a mi tierra pero la visitaba para que mis hijos conocieran. Quedé con un vacío que hasta mi exesposo me hizo una canción que se llama Tengo ganas de volver, para que yo la cantara. Quedamos en volver, en envejecer y no se dieron las cosas. Pero yo sí voy a envejecer aquí'.
Mile, que siempre se ha caracterizado por ser una mujer extrovertida y alegre, no se cambia por nadie en este nuevo año por el retorno a sus raíces, a su esencia sabanera.
'Vivo en Sincelejo en una casa finca, y no es una ciudad cara, tengo a Cartagena y a Tolú súper cerca. Estoy feliz aquí porque estoy rodeada de muy buenas tierras, de buena gastronomía, pero sobre todo estoy contenta porque estoy recordando mi niñez'.
La actriz, que cambió la acelerada vida citadina por la tranquilidad de la sabana, también se ha visto afectada por la coyuntura que hoy vive el mundo ante la pandemia, que forzó a poner en pausa la industria del entretenimiento.
'Yo pensé que me iba a morir, no entendía lo que pasaba. Se me quedaron muchos proyectos, entre ellos, unas giras con unos casinos y otros viajes. Pero en estos momentos estoy en un punto en que hago mucho y no hago nada. Estoy vendiendo una ropa que me manda mi hermana y mi hijo de varias partes del mundo y me ha ido bien con eso. Además, está todo el tema de publicidad y de regalías de varias producciones que he realizado'.
La artista también se ha dedicado a realizar proyectos en la región que la están uniendo nuevamente con toda la historia sucreña, que le han dado la tranquilidad que necesita en medio de la nueva normalidad que vive.
'He aprendido a vivir la vida y a no preocuparme. Me levanto a orar a eso de las 3, 4 de la mañana, me vuelvo a dormir y ha sido delicioso porque no tengo cargas y para mí esto aquí ha sido perfecto en medio de la crisis; además trabajé en algo que se llama De Cuento en Cuento, que resalta toda la idiosincrasia sucreña del cuentero. Ha sido chévere porque así me voy relacionando nuevamente con todo lo que tiene que ver con esta tierra'.