El Heraldo
Opinión

Cuando se cierra un boquete

El boquete, como hemos venido mostrando e informando, está casi, casi. Esta dolorosa obra de ingeniería ha resultado más difícil de cerrar que la más complicada de las heridas. Comenzó siendo una brecha de unos tres metros (lo que ameritó que en estas páginas hiciéramos una comparación con el boquete que logró ser cerrado por diligentes campesinos de Cereté) y luego, con el empuje de la corriente descomunal, se amplió a doscientos catorce metros por donde, como una hemorragia pavorosa, se metió el Canal del Dique desmadrado por el invierno hasta inundar una amplísima zona del Sur del Atlántico.
 

Este boquete, desde entonces, y por toda el agua que ha pasado a través de éste, se convirtió en símbolo de destrucción, de miedo, y cerrarlo ha costado y costará hasta el día de su cierre, que parece cada vez más cerca, un esfuerzo técnico y una movilización impresionante de recursos humanos.
 

Pero con su cierre apenas habremos logrado la solución de una parte del problema causado por este desastre. Viene el trabajo fatigoso, paciente y seguramente un poco largo de sacar toda el agua que se metió y que ocupa una porción gigantesca. Para ello, el presidente Santos, en la reciente visita que hizo al Sur del Atlántico, dijo que buscaría con el presidente Obama unas motobombas potentes. De hecho, ya una motobomba en Santa Lucía ha cumplido una función eficiente en secar algunas zonas.
 

Entre tanto, hay una tarea que se ha venido haciendo, pero que amerita radicales mejoramientos: se trata de la atención digna y adecuada a los miles de damnificados de esta devastadora tragedia humana. Como sacar el agua y recuperar, reconstruir o eventualmente reubicar las poblaciones afectadas implica un cronograma de trabajo que posiblemente pudiera durar un montón de meses, siguen al orden del día dos actividades insoslayables: albergar y alimentar a los afectados.
 

Es un esfuerzo que, entendemos, debe soportarse en los recursos que ha destinado el Gobierno Nacional en el marco de los decretos de emergencia económica y social adoptada por el Ejecutivo, y en los adicionales aportes de la Gobernación del Atlántico y de las instituciones que han venido canalizando las ayudas de la ciudadanía.
 

Por supuesto, urge un censo preciso y confiable de los damnificados y de su ubicación actual (pues muchos se han refugiado temporalmente en casas de familiares residentes en distintos lugares o apiñados en casas que han tomado por un alquiler barato en barrios pobres de Barranquilla) para establecer, por ejemplo, cuántos albergues exactamente se requieren construir y cuántas bocas hay que alimentar. Es una tarea que ya anunció el Dane, a un costo de ocho mil millones de pesos y que hay que hacer muy bien para que la asistencia humanitaria fluya con una alta eficiencia. Aquí lo que haga la Gobernación es central.

Primordial: de la capacidad de ésta va a depender que dicha tarea se adelante con éxito.
 

En desarrollo de este esfuerzo, hay que resolver la situación de los damnificados que se han situado en cambuches a lado y lado de la carretera Oriental entre el corregimiento de Bohórquez y el municipio de Campo de la Cruz. Estas personas, obviamente, tienen que ser censadas y ubicadas en albergues o arriendos temporales, pues no pueden seguir viviendo allí indefinidamente. Además, el espectáculo que ofrecen esos cambuches deprimentes hace más desgarradora la tragedia. Esas personas afligidas y repletas de necesidades tienen que ser tratadas con dignidad. No pueden ser abandonadas a su suerte. El desmonte de estos cambuches debe ir acompañado de un reacondicionamiento de la Oriental entre Bohórquez y Suan, que está llena de promontorios y por tanto de difícil tránsito.
 

Se trata de hacer bien, seriamente, ordenadamente, todas las tareas dirigidas a atender la situación anormal que se ha presentado en el Sur del
Atlántico. Esta petición es absolutamente necesaria porque es muy típico de nuestra cultura y de nuestra realidad institucional hacer las cosas a la machota o actuar con indolenci, dejando sin intervención los problemas que ameritan ser tratados sin rodeos y con eficacia.
 

Porque somos así, parsimoniosos, paquidérmicos, se han presentado las situaciones vergonzosas de los peajes en la carretera a Ciénaga y en Gambote: decenas de personas desesperadas, sitiadas por el hambre, han salido a la vía con latas en la mano a exigir limosnas, generando una situación deplorable que desnuda la incapacidad de nuestros gobiernos territoriales para atender a los ciudadanos en desgracia. Eso debemos tenerlo muy claro: con el cierre del boquete en el Canal del Dique no termina la tragedia; apenas comienza su lenta superación en términos humanos, económicos y físicos.
 

Pero aún así, y a pesar de que existen dudas sobre la obra que jamás serán resueltas, no está de más hacer un reconocimiento a los hombres que han trabajado sin descanso, día y noche, para lograr lo que hoy está cerca.

Ahora disponible en: Spotify
Facebook
Twitter
Messenger
Whatsapp

Más Editoriales

El Heraldo
Editorial

PAE a cuentagotas

Justo cuando comienza el cuarto mes del año en curso y dos meses después del inicio del calendario académico, de los siete departamentos de la región Caribe tres no han comenzado aún a ejecutar el Programa de Alimentación Escolar al que est

Leer
El Heraldo
Editorial

Inflación sin control

La decisión de la Junta Directiva del Banco de la República de subir las tasas de interés al 5 %, en un nuevo intento para contener la galopante inflación en el país, podría quedarse corta o ser insuficiente ante el alza de los precios que,

Leer
Ver más Editoriales
DETECTAMOS QUE TIENES UN BLOQUEADOR DE ANUNCIOS ACTIVADO
La publicidad nos ayuda a generar un contenido de alta calidad
No quiero apoyar el contenido de calidad
X
COMO REPORTAR A WASAPEA
1. Agrega a tu celular el número de Wasapea a EL HERALDO: +57 310 438 3838
2. Envía tus reportes, denuncias y opiniones a través de textos, fotografías y videos. Recuerda grabar y fotografiar los hechos horizontalmente.
3. EL HERALDO se encargará de hacer seguimiento a la información para luego publicarla en nuestros sitio web.
4. Recuerda que puedes enviarnos un video selfie relatándonos la situación.