'Desde que me pasó esto jamás he dejado de pensar en Jenny y seguiré luchando para que el asesino de mi hija esté tras las rejas', manifiesta Benicia Tuirán sentada en una mecedora en la terraza de su casa ubicada en el barrio La Granja, sur de Montería, un año después de haberse perpetrado el crimen de Jenny Revollo Tuirán a manos de un falso monje shaolín en la ciudad española de Bilbao.
Benicia relata que la familia sigue paso a paso todos los pormenores del juicio y que esperan con el favor de Dios que la justicia aplique todo su rigor en este caso que estremeció al departamento de Córdoba y a Colombia.
En ese entonces se conoció que Juan Carlos Aguilar, un falso monje shaolín llevó a base de engaños a la monteriana hacia el gimnasio ‘Zen4’, ubicado en zona céntrica de Bilbao, sitio donde cometió el hecho.
'El abogado que nos representa manifestó que la Fiscalía está pidiendo 40 años de prisión', sostuvo Benicia, quien también precisó que el proceso contra Aguilar, de 47 años, y responsable del asesinato y posterior descuartizamiento de Jenny, avanza con paso lento, puesto que la Policía del País Vasco y la Fiscalía siguen aunando pruebas para condenar con más rigor al falso practicante de las artes marciales.
Fuentes judiciales avanzaron que el acusado se enfrenta a dos casos claros de asesinatos consumados, con agravantes de alevosía y ensañamiento, que conllevan penas máximas de 25 años de prisión por cada delito.
Se conoció que Aguilar, confeso asesino de la nigeriana Mauren Ada Ortuya, también está siendo investigado porque al parecer le habría dado muerte a una antigua exnovia, cuyos familiares reportaron su desaparición y todo apunta a que sería él sería el responsable de su muerte.
Jorge García Gasco, abogado defensor de los intereses de la familia Revollo Tuirán ha manifestado a la prensa ibérica que 'lo que no queremos es acusarle de nada de lo que el juez le absuelva. Todo lo que presentemos tiene que estar atado para que Aguilar pague por todo lo que hizo'.
El jurista aclaró que el veredicto podrá conocerse dentro de un año o menos, puesto que todavía hay datos que recabar.
'Le pido a las autoridades españolas que a ese señor o ese monstruo le den cadena perpetua, porque una persona así no debe estar viviendo en una sociedad', expresó la progenitora.
No sabe de su otro nieto. Benicia manifestó que se siente angustiada, puesto que no sabe nada de su otro nieto desde que llegó de España con los restos de su hija.
'El papá de Aimar no me deja hablar por teléfono con él, me desvía las llamadas. Desde que vine de España no he vuelto a saber nada de mi nieto. Estoy pensando en instaurar una demanda para que me deje ver al niño', dijo Benicia.
Aimar Martínez Revollo fue el segundo hijo de Jenny en tierras ibéricas y que quedó bajo el cuidado de su padre.
El otro hijo de Jenny quedó bajo el amparo de su familia en Montería.
En solitario y bajo estricta vigilancia. Se conoció que Juan Carlos Aguilar está encarcelado en un régimen de aislamiento muy estricto en la cárcel de Dueñas, en la provincia de Palencia.
Allí llegó el 12 de julio procedente de una prisión vasca, y desde entonces está encerrado en una celda especial en el módulo de enfermería, celda que se utiliza para aislar a los reclusos a los que se aplica el protocolo antisuicidios. Trascendió que es vigilado por otros tres reclusos y de las 24 horas pasa 22 encerrado. Las otras dos las utiliza para ir al patio, siempre acompañado de guardias y de un recluso.
Los tres internos de apoyo están en un celda contigua a la de Aguilar. No tienen contacto con él, solo le vigilan a través de una ventana.
Se conoció que Aguilar quiso desvirtuar los alegatos de la defensa apoyándose en que sufría de demencia producto de un tumor cerebral.
Sin embargo, las autoridades comprobaron que dicho tumor no existía, como tampoco su título de artes marciales.