El Heraldo
Personas durante un taller en la escuela de formación en Tuchín.
Córdoba

Los negocios que tejen los zenúes en cada trenza del sombrero vueltiao

Este artículo es un producto icónico de Colombia cuya producción genera empleo en el municipio de Tuchín, en Córdoba, donde el 9% de la economía se sustenta de las artesanías a base de caña flecha.

Más allá de ser una pieza decorativa, el sombrero vueltiao representa una fuente de vida para los miembros de la etnia Zenú, en el municipio de Tuchín, en Córdoba, donde el 90 por ciento de la población devenga su sustento de la elaboración artesanal de este producto, símbolo cultural de la Nación y todo un ícono a nivel internacional.

Lejos de ser solo un pasatiempo, el trenzado para los indígenas zenúes representa una oportunidad para hacer negocios con clientes dentro y fuera del país.

El sombrero vueltiao fue declarado como símbolo cultural de la nación mediante la Ley 908 de 2004, en un reconocimiento a la cultura del pueblo Zenú, asentada en los departamentos de Córdoba y Sucre.

El sombrero vueltiao es un producto elaborado a mano, por lo que en su cadena de producción puede generar empleo al 90 por ciento de la población de Tuchín, generando ingresos al municipio por alrededor de $100 millones de pesos diarios.

Algunos de los recursos obtenidos gracias a la comercialización del sombrero vueltiao son destinados para el sostenimiento de escuelas de enseñanza de las comunidades zenúes, pues reconocen que la clave de la supervivencia de este arte ancestral depende de la capacidad de la etnia para transferir la herencia a las nuevas generaciones.

Una economía que se hereda

Tuchín, con una población que supera los 37 mil habitantes, está ubicado al norte en el departamento de Córdoba. “Nosotros desarrollamos talleres de enseñanza desde tempranas edades con los niños de la etnia. En Tuchín visitamos varias comunidades del casco urbano y de la zona rural donde tenemos aprendices. El trabajo se centra con los jóvenes con edades entre 10 y 18  años de edad, especialmente en los cursos de 8° y 10°, en la secundaria”, dice el maestro Reinel.

Los talleres de aprendizaje también van dirigidos a la población adulta que desee aprender sobre la elaboración del sombrero artículo.

La transferencia del conocimiento es una de las grandes dificultades para los artesanos zenúes, pues los estudios superiores, los deportes y otros entretenimientos contemporáneos han hecho que muchos jóvenes abandonen la activad artesanal para dedicarse a otro tipo de actividades.

“Es difícil cuando los jóvenes  llegan a la secundaria, porque algunos ya no quieren trenzar, porque para ellos es quizás un trabajo muy bajo, sin embargo, muchos niños que están en las zonas rurales lo ven como una fuente económica para ayudar a sus familias”, apunta Mendoza.

Consecución de la materia prima

Las plantas utilizadas para la elaboración del sombrero vueltiao son la caña flecha y desde allí utilizan otras plantas como la jagua, dividivi y cáscara de plátano, entre otras que algunas veces cultivan las familias en los patios de sus casas o en terrenos baldíos.

Si bien las plantas utilizadas para la elaboración del sombrero vueltiao pueden crecer en cualquier tipo de terreno, el maestro Reinel Mendoza sostiene que la ubicación geográfica de Tuchín permite obtener una materia prima de mejor calidad, en color y textura.

 “Puede que crezcan en otros lugares e incluso en el interior del país, pero por cuestión del terreno no sale igual, ni la misma calidad que manejamos nosotros en nuestro medio. Hemos visto que en algunos lugares la caña flecha produce una hoja que es muy puntuda o la mezcla de plantas no da la intensidad de los colores”, explicó el artesano.

En cuanto a la consecución de la materia prima, Mendoza asegura que “nosotros no tenemos mucho problema para conseguir la materia prima. En ocasiones tenemos un poquito de dificultades en el verano, porque muchos cultivos no cuentan con un sistema de riego”.

En la actualidad los indígenas zenúes elaboran el sombrero vueltiao a través de pedidos en ferias artesanales de Estados Unidos, México, Rusia, España, y otras ciudades de Europa.

Para la elaboración del sombrero los artesanos zenúes se inspiran en las enseñanzas recibidas por sus ancestros, unos 220 años atrás. En los grabados resaltan hechos cotidianos que ven en su entorno, como las flores, el arroz, el maíz, e incluso la dentadura de animales, como el diseño del diente de burro, cuyo diseño se caracteriza por  tener cuadros con líneas en diagonal.

Marcial Montalvo enseña unos sombreros.

Cadena productiva

El también artesano y empresario, Marcial Montalvo, explica que en la cadena de producción del sombrero vueltiao interactúa toda una cadena de personas. “Primero está la que cultiva la caña flecha, están los que la cortan, la ponen a secar, realizan el cepillado, luego de las personas que le ponen el color mediante el uso de otros elementos naturales, después viene el trenzado, luego pasan las personas que se dedican a coser”, dice.

Cada uno de estos anillos de producción se hacen de manera manual, solo en la costura se utiliza una máquina de coser. Según los registros de producción del pueblo Zenú, en el municipio de Tuchín se elaboran diariamente unos mil sombreros.

Montalvo se muestra agradecido con Dios por la acogida que ha tenido el sombrero vueltiao a nivel nacional e internacional. “Antes el sombrero solo se vendía para el uso de los finqueros en Tuchín, pero desde los años 80 se comenzó a comercializar el sombrero en otras ciudades de Colombia y posteriormente a otros países”, sostiene.

Una de las primeras vitrinas del sombrero vueltiao ante el mundo se dio en Miami, Estados Unidos, el 9 de agosto del año 1985, cuando el boxeador monteriano Miguel ‘Happy’ Lora se coronó campeón mundial de boxeo, peso gallo. En medio de su celebración, el pugilista usó el que se convertiría en el sello colombiano por excelencia.

Desde entonces los pedidos por este producto a nivel nacional e internacional han ido en aumento. “Si bien el Gobierno Nacional aún no ve con ojos de industria la elaboración del sombrero vueltiao, para los tuchineros es la fábrica que los emplea en su día a día y les genera sustento”, asegura Marcial Montalvo.

La naciente economía global del sombrero vueltiao, crece constantemente debido a la demanda local e internacional. “Nosotros como etnia no hemos sacado un estudio que nos diga cuánto se comercializa en todo un año, porque se puede dar el caso que cada artesano tenga sus propios clientes, pero por lo menos en Tuchín esta economía maneja unos $100 millones de pesos diarios”, manifestó Marcial Montalvo.

Este medio consultó a ProColombia y Fenalco, con relación a esta misma cifra a nivel nacional, pero se abstuvieron de revelar información sobre sus afiliados.

Vitrina nacional e internacional

Aunque no existe una actividad industrial frente a este oficio, el Gobierno colombiano ha creado espacios como Artesanías de Colombia S.A., fundada en el 1964, que se encargaba de incrementar la participación de los artesanos en el sector productivo nacional, a través de contactos comerciales y ferias artesanales.

Este tipo de iniciativas permite destacar productos como el sombrero vueltiao, pero también muestra otras creaciones que realizan los indígenas zenúes a partir del uso de la caña flecha, como lo son carteras, bolsos, manillas, entre otros elementos de uso estético.

Expertos internacionales consultados por ProColombia, la agencia gubernamental encargada de promover las exportaciones colombianas nivel internacional, aseguran que los decoradores de interiores están prefiriendo el diseño de las etnias colombianas por encima de las artesanías de la China o la India, que históricamente habían dominado el mercado.

Según los reportes de ProColombia, los artesanos colombianos se han abierto camino hacia los decoradores de interiores internacionales que desean cambiar el concepto decorativo.

Según la entidad gubernamental los productos étnicos colombianos han tenido gran aceptación en el mercado internacional. Desde Colombia, se exporta el sombrero vueltiao que producen los zenúes, pero ocurre lo mismo con la vajilla pintada a mano que se elabora en el Carmen de Viboral, Antioquia; los tapetes de Cajicá, Cundinamarca; las tejedoras de La Guajira, las cazuelas de La Chamba, en el Tolima; y los cántaros en werregue, del Chocó.

Tipos de sombrero

Según los registros de la etnia Zenú, en Tuchín se elaboran diariamente alrededor de mil sombreros, que se pueden conseguir con costos que oscilan desde los $50 mil pesos hasta $150 mil pesos, dependiendo las cualidades del producto. En dólares el precio se puede hasta triplicar.

Los artesanos aclaran que la calidad del sombrero depende del tipo de fibra que se utilice (ordinaria o fina) y de la cantidad de tiras de fibra trenzadas. De acuerdo con el número de pares de fibra que se trenzan, el sombrero vueltiao puede ser de 19, 21, 23, 25 y 27 vueltas.

Protegido contra la piratería

 En 2011 se creó la ley de Denominación de Origen Tejeduría Zenú que reconoce la exclusividad de la pieza y protege a los artesanos contra falsificaciones o plagios de su producto. “En un tiempo estuvimos muy preocupados porque desde algunas partes llegaron a falsificar nuestros productos, sin embargo, contamos con el apoyo de la comunidad que consideró que eso afectaba al principal símbolo colombiano”, puntualiza el experto artesano. Reinel Mendoza.

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