Árboles ‘que matan’ y sin autoridad que los controle en Montería
Dos jóvenes murieron recientemente en la capital de Córdoba, al caerles encima los troncos en plena vía pública. Ciudadanía denuncia que no hay quien verifique el estado de cerca de 500 arbustos en las principales vías.
El manantial de lágrimas de Pedro Berrío sigue intacto mientras habla de su hija Diela Patricia, en la terraza de la vivienda # 3-43, de la calle 6, sector 20 de Julio del barrio Mocarí, en el extremo norte de Montería.
“Ella era quien veía por nosotros con su trabajo como vendedora en un almacén del centro comercial Alamedas del Sinú, después de su repentina muerte no hemos podido olvidar a ese maravilloso ser”, cuenta Pedro mientras llora en la misma casa donde veló a la penúltima de sus hijas.
Diela contaba con 32 años cuando el 7 de julio de 2014 le cayó encima una palmera, a la 1:00 p.m., mientras conducía su moto para ir a almorzar y ver a su pequeña hija, con planes de regresar a su segunda jornada laboral en la venta de bolsos y marroquinería.
El incidente fue frente a la Universidad de Córdoba, en el carril que conduce desde el norte de la ciudad hacia el corregimiento Los Garzones. La joven no se recuperó de un trauma craneoencefálico y falleció a los dos días en la Clínica Montería.
“Desde el momento del accidente quedó inconsciente, no alcanzó a decirnos nada. No nos explicamos cómo esa palmera cae justo cuando ella va pasando y le arrebata la vida”, exclama Carmen Hernández, madre de la víctima. Diela permanece sonriente en la cuenta de Facebook donde familiares y hermanos la siguen viendo como si estuviera viva.
Era una joven alegre, rodeada de amistades, y desbordaba en amor para su hija que dejó de cinco años.
Aunque el caso de Diela está en manos de un abogado que intenta hacer que alguien pague por el descuido de no cortar la palmera cuyo estado fitosanitario al parecer estaba deteriorado, la familia advierte que ninguna indemnización devolvería la felicidad de un ser querido.
“Pero debe hacerse justicia con nuestro caso, que se señale la responsabilidad a quien corresponda”, advierte un miembro de la familia.
En la vía Montería–corregimiento Los Garzones, existen cerca de 500 árboles de distintas especies, tanto en el separador del doble carril como en la berma de ambas calzadas, sin que ninguna autoridad se haga responsable del mantenimiento para cortar ramas secas y vigilar la podredumbre o vigorosidad de los mismos.
Daniel Nieto, residente del sector Mocarí, vecino de la carretera arborizada, explica que predominan las especies de Campano, Olleto, Acacia y Mango. Agrega que los más robustos datan de hasta 40 años.
Ya van dos muertos
La historia que todavía mantiene de luto a la familia Berrío Hernández, se repitió justo tres años después, a unos cuantos metros y en similares circunstancias.
En esta oportunidad quien murió por el golpe de un tronco en la cabeza fue el joven albañil Héctor Romero Velásquez, de 25 años, en hechos ocurridos a las 6:40 a. m., del jueves 12 de julio, frente al colegio Inem Lorenzo María Lleras. Allí medio árbol de Campano se desplomó para despojar otra vida en la misma carretera.
“Héctor no dijo más palabras, perdió el conocimiento de inmediato y a las dos horas falleció, justo cuando yo esperaba turno en el Banco de Sangre de Córdoba, para donar los litros de ‘O’ Positivo que él necesitaba en una cirugía de emergencia”, explica José Romero, hermano.
Por culpa de los árboles sin control de autoridad en Montería los dos niños de Héctor, uno de 3 años y uno de 11 meses, también quedaron huérfanos, mientras la joven viuda, María Angélica Rivera, le da vueltas al rompecabezas de la vida para levantarlos y educarlos.
“Era un apasionado con el reggaetón, lo bailaba y lo cantaba cuando no estábamos en el oficio de la albañilería, que es a lo que nos dedicamos”, relata José Romero.
Héctor Javier viajaba como parrillero de Abraham López Ortega, compañero de trabajo, y quien permanece con heridas. Ambos, además de otros familiares que se movilizaban en otras motocicletas se dirigían hacia una construcción en el norte de Montería, donde estaban laborando.
Cuatro días después de este hecho, a las 4:00 a.m., cuando se dirigía en su moto hacia la empresa Metrosinú a tomar el turno de la primera operación, la conductora de buses Ana Alarcón perdió el control porque una rama cayó de repente e invadió su carril sin poder frenar a tiempo. Recibió golpes en distintas partes del cuerpo que derivaron en una incapacidad médica.
‘No tengo velas en ese entierro’
Esa parece ser la frase que más se ajusta a la posición que han asumido varias autoridades en Montería y Córdoba, frente al tema de los árboles que matan gente, sin ningún control.
Mientras la Corporación Autónoma Regional, CVS, guarda silencio, porque no se ha pronunciado al respecto como autoridad ambiental, el secretario de Gobierno de la ciudad, Arturo Mercado, sostiene que los árboles del tramo concesionado desde la calle 68 (norte) hasta Los Garzones, jurisdicción de Montería, deberían ser responsabilidad de la empresa que administra esa vía: Autopistas de la Sabana.
“Como lo indica la Ley 1228, a los concesionarios no solo se les entrega la capa asfáltica y su obligación no termina en la infraestructura. Las zonas donde colinda la vía también son jurisdicción de la entidad”, precisa Mercado.
El secretario de Gobierno agrega que además debe ser un tema de responsabilidad social de Autopistas de la Sabana.
“Aunque no sea nuestra responsabilidad directa entraremos a intervenir los árboles que estén más graves. En resumidas, la franja de terreno donde están los árboles es responsabilidad de la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI), concesionado a Autopistas de la Sabana, esa es nuestra posición”, indicó el secretario de Gobierno.
El director del Fondo Nacional de Seguridad Vial, Alejandro Maya Martínez, advierte que el sistema en esa vía, como en todas las del país, debe ser seguro, y argumenta que “es obligación de las concesiones mantener las vías en buenas condiciones, incluyendo los árboles y la vegetación que está al lado de las carreteras, para proteger vidas”.
“Aquí no se trata de construir solamente obras, sino de operar y mantener las obras”, explica el funcionario nacional.
Maya sugiere la reubicación de los árboles que están matando personas en la vía que sale de Montería hacia el resto de la costa y viceversa, para que existan zonas de amortiguación a lado y lado.
“La revolución de la infraestructura en el país también requiere la revolución de la seguridad vial, para proteger al más vulnerable, que es quien recorre las carreteras”, sostiene Maya.
El concesionario Autopistas de la Sabana se respalda en un concepto de la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI), de septiembre de 2016, que sostiene que “con relación a los árboles ubicados dentro del derecho de la vía, el compromiso del concesionario es mantener la vía libre de ramas, troncos y arbustos y sobre todo cuando ya estos se hayan convertido en un obstáculo y no permitan la visibilidad”.
En el mismo documento de la ANI el concesionario sustenta que la Ley 99 en su artículo 31, numeral 23, define que las corporaciones autónomas regionales entre sus funciones deben realizar las actividades de análisis, seguimiento, prevención y control de desastres en coordinación con las demás autoridades competenes.
Ese mismo concepto de la ANI indica que “en ninguna de las licencias del proyecto (de concesión de la vía) y tampoco en los documentos que integran los estudios de impacto ambiental correspondientes, hay obligaciones relacionadas con el mantenimiento de la cobertura arbórea en el derecho de la vía, en las etapas de construcción u operación del proyecto, lo cual consta en las resoluciones 1080 de 2009, en la 2552 de 2009 y en la 2652 de 2010… información que reposa en el archivo de la Corporación Autónoma, CVS”.
Mientras ninguna entidad asume la responsabilidad de la falta de mantenimiento de las especies vegetales en este tramo, las familias siguen extrañando a sus víctimas y los miles de usuarios, incluyendo turistas, se exponen a que la tragedia inesperada de Diela y Héctor se multiplique.
