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CHINÚ. El silencio es absoluto al llegar al Liceo Campestre Jean Piaget, en el barrio Chinulito. Parece que no hubiese clases, pero un trabajador de servicios generales corrobora que 'todo el mundo' está en sus aulas.

El plantel, que en 1983 empezó a funcionar con 40 estudiantes, es hoy uno de los que imparte educación de mejor calidad en el país: tercer lugar en secundaria, en el escalafón de colegios privados, de acuerdo con la última calificación del Ministerio de Educación.

La rectora Zenaida Álvarez, quien está a la cabeza de un grupo de 35 pedagogos, dice que ha hecho es un trabajo silencioso, con el único propósito de 'cumplir la misión de formar con calidad en busca de la excelencia'.

UNIÓN CON PADRES

'El trabajo en unión con los padres de familia ha sido fundamental en este proceso', destaca la docente.

Detalla que a los acudientes les entregan informes permanentes sobre el comportamiento de los estudiantes en la parte académica y personal, e insiste en que la meta es una educación integral.

'Queremos –dice Álvarez– entregar jóvenes aptos a la sociedad inmersos en valores; es un trabajo que solos no podemos hacer. Esto es con el acompañamiento de los padres'.

Recuerda con orgullo que los mejores puntajes en las pruebas de Estado, durante los últimos años en Chinú, los han obtenido sus estudiantes, lo que 'estimula a directivos y profesores' a seguir realizando el máximo esfuerzo para mantener la calidad educativa.

Hasta hace cuatro años el colegio se llamaba Juan Jacobo Rousseau, pero por decisión de las directivas cambió de razón social, en honor al psicólogo constructivista suizo. De allí que este modelo sea uno de los puntos fuertes de la institución que está en sitial de honor. La coordinadora del plantel Zaida Soto dice que el reto ahora es más grande, porque 'hay que mantener ese lugar de privilegio'. José Ramos Romero, docente de filosofía desde hace 10 años, explica que este ha sido un proceso 'sin protagonismo y con humildad'.

'Hemos tenido siempre la visión de no improvisar a través de un proceso de hace 30 años de aprendizaje significativo en las aulas. Tratamos de armar la discusión, el debate dinámico para que el estudiante siempre esté investigando, todo en pro de la excelencia y el mejoramiento', señala.

Resalta que el plantel no pierde clases nunca, excepto por motivos de orden público que lo justifiquen, como casi nunca ha ocurrido. 'No perder clases es importante en el proceso educativo', subraya.

Un grupo de los docentes del centro educativo.

La calidad académica que les reconoció el Mineducación les permite a estudiantes como Valentina Nicán Vega tener la confianza de acceder a cualquier universidad del mundo.

Ella cursa el último grado de la básica secundaria, se proyecta como una ingeniera gracias a la 'excelente educación que he recibido, además de la buena metodología de los profesores y al nivel de exigencia permanente que nos ayuda a darlo todo', afirma.