¿Desarrollamos en medio de la pandemia una disciplina positiva?
Claro que sí. Éste ha sido como un programa de aprendizaje acelerado de control de impulsos. Para una la cultura como la nuestra que tiende a ser extrovertida, impulsiva y a veces un poco no bien planificada, ahora la realidad nos ha forzado a ser más disciplinados.
A lo largo y ancho del país y la región vemos a miles de personas siendo más disciplinados.
Han adoptado hábitos de higiene y limpieza, de planeación y organización de los recursos, a cumplir con las obligaciones del hogar, a seguir una línea recta de comportamiento basado en las instrucciones que nos dan otras personas. Se nota una disciplina en la capacidad de seguir las reglas en la gran mayoría de la gente.
¿Aprendimos a respetar al otro?
Algo que hemos aprendido en esta época en la Costa Atlántica es el respeto del espacio personal. Nosotros tendemos a ser muy invasivos.
Por ejemplo, cuando estamos en una fila desesperadamente nos les pegamos a las personas delante de nosotros, como tratando de empujarlas y acelerar el proceso.
Ahora, con el pedido de distancia social, estamos aprendiendo a manejar mejor los espacios. Esperamos que ahora, con la necesidad imperiosa de tener distancia social por temor, que eso nos ayude a respetar más.
Igualmente hemos aprendido que un estornudo o una tos no solo son irrespetuosos, sino peligrosos.
La esperanza es que esos hábitos persistan en la post-pandemia.
¿Qué papel juegan la bondad y la empatía en esta crisis?
La empatía está relacionada también con el concepto de inteligencia emocional. Quiere decir, la capacidad de entender los sentimientos de las otras personas.
Esto es más importante ahora cuando tenemos que compartir espacios reducidos y frecuentemente con personas con quienes antes solamente interactuábamos pocos momentos en el día. La bondad es absolutamente indispensable.
Ya sabemos que si no somos buenas personas con los más necesitados o los más vulnerables esa negligencia se puede volcar en contra nuestra. O sea que en esta época se ha hecho necesario ser buenos, no solamente por demostrar que somos nobles, sino también porque es bien útil y conveniente ser buenos.
El médico psiquiatra Ramón Rojano quien además es psicólogo, salubrista, terapeuta familiar y coach nos da algunos tips de lo que hemos aprendido en materia de solidaridad:
• Que hay diferentes formas de ser solidarios. Que se puede ser solidario en la distancia, de manera virtual y, muchas veces, sin que nadie sepa que lo hicimos.
• Que somos seres vulnerables frente a la fuerza de la naturaleza y que para sobrevivir no lo podemos hacer solos, sino que necesitamos la colaboración de los demás.
• A valorar la vida y que estamos dispuestos a paralizar la economía con tal de salvar vidas.
• Que la salud y la familia son más importante que la fama y el dinero.
• A valorar más a nuestros seres queridos y a pensar que tenemos que hacer algo para cuidarlos y protegerlos para no perderlos.
• Que cuidar a los más débiles es una obligación de todos.
• Que la solidaridad social por los más desfavorecidos es necesaria para poder tener una mejor sociedad.
• Que de verdad le estábamos haciendo daño al planeta con nuestro comportamiento y que el planeta respira ahora mejor y que por lo tanto tenemos que ser más solidarios y cuidadosos con la tierra.
• A no escondernos de nuestros sentimientos y ser más generosos y solidarios con nosotros mismos.
• Que había misterios y secretos y cuestiones que no conocíamos de nuestra propia familia. Y que los seres queridos nos necesitan más de lo que creíamos.
• La importancia y la utilidad de la tecnología como medio de encuentro personal íntimo y como vehículo para expresar amor por los demás
• El arte del silencio estar callados y escuchar un poco más a personas que antes no escuchábamos.
• A expresar nuestra solidaridad y altruismo entrenando a las personas mayores a desarrollar más destrezas en tecnología (Especialmente los jóvenes que hoy ayudan a sus papás y abuelos con el teletrabajo)
• A reconocer el valor de los trabajos básicos tales como el trabajo de las empleadas domésticas, los mensajeros, los cultivadores, los choferes, etc.
• Hemos aprendido que nuestro comportamiento tiene un impacto en las demás personas y que nuestros descuidos pueden inclusive causar la muerte a otros.
• Que, con nuestro control, disciplina y nuestro cuidado podemos salvar vidas.