El relato de colombiana víctima del conflicto que escuchó el Papa en Roma
Luz Dary Landázury compartió su testimonio durante el viacrucis que se realizó en el Coliseo de Roma el pasado 7 de abril.
Luz Dary Landázury, oriunda de Tumaco, Nariño, y víctima del conflicto armado en Colombia, fue escuchada por el papa Francisco y miles de feligreses durante el viacrucis del Viernes Santos en el Coliseo de Roma.
La lideresa leyó su testimonio en la cuarta estación del tradicional viacrucis, denominado este año “Voces de paz en un mundo de guerra”. También llevaron sus mensajes víctimas de otros países en conflicto como Rusia y Ucrania.
Landázury ya había tenido un primer encuentro con el papa Francisco, en 2017, durante su visita a Colombia. En un encuentro entre víctimas del conflicto armado y el pontífice, la lideresa habló sobre el impacto de la guerra en la región Pacífica y también compartió su historia: una mina antipersona le destrozó parte de una de sus piernas en 2012.
Este 7 de abril tuvo la oportunidad de compartir su relato nuevamente con el Papa y por primera vez ante más de 20.000 personas de muchas partes del mundo.
"En el 2012 la explosión de una bomba puesta por los guerrilleros me destrozó una pierna. La metralla me provocó decenas de heridas en el cuerpo", así comenzó su testimonio Landázury.
"De aquel momento recuerdo los gritos de la gente y la sangre por todas partes. Pero lo que más me aterrorizó fue ver a mi hija de siete meses, cubierta de sangre, con muchos trozos de vidrio incrustados en su carita. ¡Lo que debe haber sido para María ver el rostro de Jesús deformado y ensangrentado!", agregó.
Seguidamente, habló sobre los sentimientos que la invadieron tras ser víctima de la violencia y cómo los transformó a su favor.
"Yo, víctima de esa violencia insensata, al principio experimenté rabia y resentimiento, pero después descubrí que si difundía odio creaba aún más violencia. Comprendí que dentro de mí y a mi alrededor había heridas más profundas que las del cuerpo. Comprendí que muchas víctimas necesitaban descubrir, tal y como lo hice yo, y a través de mí, que tampoco para ellos esto había terminado y que no se puede vivir de resentimiento", añadió.
"De este modo empecé a ayudarles: estudié para enseñar a prevenir los accidentes causados por los millones de minas diseminadas en nuestro territorio. Agradezco a Jesús y a su Madre por haber descubierto que enjugar las lágrimas de los demás no es tiempo perdido, sino la mejor medicina para curarse a uno mismo", concluyó.
