“Entre más mestizos seamos tenemos mayor riqueza biológica”
Los expertos indican que “todos fuimos o somos negros”. Buscan también conocer cuáles fueron las rutas que atravesaron los indígenas precolombinos para poblar el territorio nacional.
Según la Real Academia de la Lengua Española, la palabra raza tiene diversos significados. Puede ir desde “cada uno de los grupos en que se subdividen algunas especies biológicas y cuyos caracteres diferenciales se perpetúan por herencia”, hasta “casta o calidad del origen o linaje”. En muchas oportunidades es relacionada al color de piel de las personas y se escuchan expresiones como “de raza negra” o “de raza blanca”.
Sin embargo, para Alberto Gómez Gutiérrez, profesor titular y director del Instituto de Genética Humana en la Facultad de Medicina de la Pontifica Universidad Javeriana, la aplicación de esta palabra entre nosotros debe quedar anulada. “El concepto de raza es un concepto de ciencia vieja”, asegura.
Para él, es un concepto “relativamente simple” y es esa simpleza la que lo hace erróneo.
“Todos somos o fuimos negros” es su frase para explicar que el ancestro más antiguo de toda la humanidad vivió en África hace miles de años.
“Si se proyecta hacia atrás en el árbol de la vida, resultamos parientes de todos los animales, las plantas, los microbios. Se acaban las barreras entre unas personas y otras, entre unos seres y otros”, asegura el biólogo y microbiólogo de la Universidad de los Andes y doctor en bioquímica de la Universidad de París, en Francia.
La revista Nature publicó recientemente que los restos más antiguos conocidos del Homo sapiens, datados entre 300.000 y 350.000 años, fueron hallados en el yacimiento arqueológico Jebel Irhoud, ubicado en Marruecos, a unos 150 kilómetros al oeste de Marrakech.
Hasta hace poco, la mayoría de los investigadores creía que los humanos modernos descendían de una población que vivió en el este de África hace 200.000 años. Sin embargo, esta nueva publicación da cuenta de que el Homo sapiens se extendió por todo el continente hace unos 300.000 años.
Esa investigación fue coordinada por el paleoantropólogo francés Jean-Jacques Hublin, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Leipzig, en Alemania.
Con la línea de pensamiento del experto Gómez “se acaban las barreras entre unas personas y otras”, debido a que, en el mundo, asegura, “no existen lo que muchos denominan razas puras”.
Ese concepto de pureza se asocia a fragilidad, además “se debe reservar para los animales”.
“No hay razas puras en la humanidad, todos somos mestizos. Y entre más mestizos seamos, desde el punto de vista de la genética, tenemos mayor riqueza biológica y más recursos para poder responder a un medio que es muy cambiante”.
Durante una ponencia realizada en la Universidad Simón Bolívar donde presentó una síntesis de los trabajos publicados por él en el Instituto de Genética Humana, señaló que cada persona es “un experimento único e irrepetible en la historia del universo”, además que todos somos hermanos, independientemente del color de la piel.
“Cuando seamos cráneos nadie verá los colores de la piel”, es la reflexión que deja Gómez a los asistentes a la ponencia en Barranquilla.
Por otra parte, “la identidad humana parecería ser de corto plazo, muy ‘pandita’. Como si solo fuéramos descendientes de nuestros padres y abuelos, un par de apellidos, y punto final”, fueron sus palabras durante una entrevista posterior a ser galardonado con el Premio Ciencias Exactas Físicas y Naturales de la Fundación Alejandro Ángel Escobar en 2011.
Este tipo de identidad, que se construye apenas con dos o tres generaciones, “viene generando aislamientos que usualmente terminan, más que en atípicas historias de amor, en confrontaciones. El concepto de ‘razas’ basado en una muy simplista división cromática, y reforzado sobre unos pocos factores fenotípicos menores que nos enseñaron en la primera escolaridad: ‘de ojos rasgados, pómulos salientes y pelo liso’, o bien, ‘de nariz prominente, labios gruesos y pelo ensortijado’, ha generado en algunos países como el nuestro, constituciones políticas segregacionistas, con leyes para lo que se ha llamado de manera eufemística ‘las minorías’, manteniendo aisladas a centenares de comunidades en el revés de la nación, y repartiendo de manera desigual los recursos que pertenecen por igual a todos, y que todos debemos ocuparnos en cuidar”.
Inspirado en lo que dicen los indígenas kogui, que todos somos hermanos, su propuesta social se basa en abolir las razas, y las polaridades: “vivamos nuestra propia identidad individual en un espectro diverso, continuo y cónico, en el que los extremos se puedan encontrar en su ancestro más profundo que, más allá del naciente ‘brotecito’ evolutivo que es el Homo sapiens, está representado por un organismo unicelular”.
Genética precolombina
El trabajo que le valió el premio de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la Fundación Alejandro Ángel Escobar con sus colegas Ignacio Briceño Balcázar y Jaime Bernal Villegas, fue el de Patrones de identidad genética en poblaciones contemporáneas y precolombinas, el cual tiene el propósito de aportar nuevos elementos en el estudio del poblamiento americano.
“Se trata de una investigación de hace años en la Universidad Javeriana. Buscamos registrar la enorme diversidad humana que se presenta en Colombia, esa misma diversidad de mariposas en el país, la hay en diversidad genética de los colombianos”, explica.
Aquellos “privilegios” genéticos que tienen los colombianos de ser tan diversos, son tienen la influencia de múltiples aspectos, los cuales van desde la localización geográfica hasta las montañas que hacen parte de la topografía nacional.
“El primer determinante es la localización geográfica: es diferente estar en el Polo Norte a irse acercando al trópico. La mayor diversidad del planeta se encuentra en torno a la Línea del Ecuador. Además de eso tenemos una orografía, unas montañas y una geografía muy particular, más allá de la latitud. Y tercero, somos el punto de conexión entre los continentes, es, y ha sido siempre, un sitio de paso”.
Esto se puede entender con las aves: muchas son migrantes y llegan a Colombia como un territorio de paso.
“La gente no se da cuenta de lo bien que nos fue en la repartición de lotes, estamos en un ‘sitiazo’ en el contexto del planeta”, agrega Gómez.
En su trabajo se incluyen los resultados de los análisis del ADN de indígenas contemporáneos y precolombinos, en un rango de tiempo que sobrepasa los 6.000 años A. P.
En el año 2007 reportaron un hallazgo en el que demostraron la filiación biológica entre los indígenas de la Sierra Nevada (kogui, arsario, ijka) y tribus centroamericanas como los maya.
La creencia que muchos tienen de venir exclusivamente de un linaje español es errónea.
“Lo de los españoles es muy reciente, nuestros ancestros más antiguos probablemente vinieron de Asia”, ejemplificando que los indígenas precolombinos “no salieron de la tierra como los champiñones” sino que caminaron desde el otro lado de la Tierra, desde el centro del África hace más de 200.000 años, hasta llegar a poblar nuestro territorio.
“Nuestros ancestros indígenas fueron grandes caminantes, y los más resistentes porque hicieron el viaje más largo pasando por el estrecho de Bering y lograron colonizar un continente”.
Región Caribe
No se ha trabajado mucho la genética precolombina en las costas Caribe ni Pacífica porque la mayoría de los hallazgos arqueológicos se han dado hasta hoy en la zona Andina en razón de que las montañas permiten la conservación de los restos humanos, es decir, no son lugares tan húmedos como las zonas cercanas al mar.
“En alianza con los profesores Martín y Rivera de la Universidad del Norte y el Museo Mapuka, estamos trabajando sobre lo que hemos podido encontrar en la genética de los restos precolombinos en el Caribe. Tendremos resultados a finales de año”, dice Gómez.
El propósito de esta investigación es encontrar el vínculo entre las diferentes comunidades precolombinas y proponer rutas de poblamiento en el país.
“Por ejemplo, si uno sabe que los genes de unos restos óseos de la zona andina se parecen mucho a los genes de los restos óseos del Caribe se puede proponer que tenían un cierto parentesco y podían haber pasado de un sitio al otro”.
Señala que en la Costa, en tiempos más recientes, ha habido una inmigración europea, africana y árabe muy importante, y siempre una base indígena.
Además, “en particular en Barranquilla, hay una cantidad de aportes de diferentes lugares del planeta”.
El mensaje que deja Gómez sobre nuestros orígenes y en un momento donde la discriminación está a la orden del día a nivel global, causando incluso ataques o masacres, es que “todos somos mezclas de diferentes inmigrantes” y que debemos resaltar el mestizaje, “no condenarlo como se hacía antes”, eliminando definitivamente el concepto de raza “yendo más allá de la piel”.