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Los penitentes caminan a pie descalzo y forrados con túnicas negras, bajo el inclemente sol de mediodía del jueves Santo, las calles de Valencia de Jesús, un corregimiento ubicado al suroccidente de Valledupar. Se trata de una de las tradiciones de fe más arraigadas de la población en la que los participantes pagan promesas cumplidas a Jesús de Nazaret.

Este jueves Santo, los miembros de la hermandad de los Nazarenos y particulares que hicieron peticiones y les fueron cumplidas, salen del templo para hacer el recorrido de un kilómetro con ocho estaciones en el pueblo. Durante el trayecto, algunos cargando postes de madera, dieron gracias por los milagros recibidos.

José Gutiérrez, miembro de la hermandad señaló que 'normalmente es algún favor que una persona le ha pedido a Jesús y él se lo ha concedido, y para recibirlo hace una promesa a Jesús y si está allí es porque se la cumplió, por eso decimos que nuestra imagen es muy milagrosa'.

Sobre el pavimento caliente por la fuerte temperatura que generalmente se registra para esta temporada en el pueblo, los penitentes caminan sin calzado, haciendo estaciones en las que se arrodillan para orar, siguiendo luego la procesión hasta retornar a la iglesia. Lo vivido este jueves, así lo evidencia; sin embargo, algunos no aguantaron y debieron ser retirados del recorrido.

Gutiérrez precisa que entre los favores por los que se pagan estas mandas figuran la cura de enfermedades, superación de dificultades en el hogar y problemas económicos.

'También celebramos la pasión, muerte y resurrección de Jesús, además de las eucaristías. Realizamos la procesión que representa la muerte y el sermón de las siete palabras, todo se hace con imágenes sagradas que son cargadas en hombros', dijo.

Luis Felipe Vega, es uno de los penitentes en Valencia de Jesús, dice que permanece a la congregación de Los Nazarenos desde hace 26 años, cuando su padre lo ofreció apenas siendo un niño. 'La procesión inicia a las 12 del medio día desde la iglesia, dándole la vuelta al centro del pueblo hasta regresar al templo, a pie descalzo y con túnicas negras, se paga la manda por favores concedidos'.

Hasta hace unas tres décadas los penitentes dejaron de flagelarse, Teófilo Ruiz y Américo Rosado fueron de los últimos en hacerlo. Se pegaban en la espalda con un látigo de cuero maduro.

En Valencia de Jesús instalan una representación del Monte del Calvario –que es el sitio de encuentro–para celebrar la resurrección de Jesucristo.

Los actos son organizados por la hermandad de los Nazarenos que nació en 1760. Empezó con 24 miembros, que tenían cada uno su puesto asignado en la procesión. 12 de ellos cargaban el peso del Nazareno, cuatro La Veracruz, uno tocaba el estandarte, otro el caracol marino, uno más la matraca y otro la esquila.

En ese entonces, no había relevo en la procesión. Los demás participantes en el recorrido eran personalidades de la región. Con ese número de integrantes, la hermandad llegó hasta principios del siglo XXI.

A partir de 1925 admitieron 12 miembros más, para llegar a 36, con el objeto de relevarse en el paso del Nazareno. Después en 1933, dieron vía libre para que ingresaran todos los varones y crearon la figura del aspirante, que remplazaba al hermano que moría o se retiraba. Hoy son más de 300 los miembros de esta congregación.