Después de la obtención de la Copa Mundial de fútbol en Catar, los argentinos multitudinaria y clamorosamente en un número de 4.000.000 aficionados, se agolparon en las calles de Buenos Aires a recibir a su selección, que exultantes de satisfacción y alegría los jugadores con saludos y sonrisas retribuyeron a los aficionados la apoteósica bienvenida que les hicieron.
Hablar del fútbol argentino es hablar de gloriosas epopeyas del balompié de ese país que a conseguido todos los títulos importantes en esta competencia a nivel de selecciones y de clubes como son las tres veces campeones mundiales, en el torneo de las Confederaciones de la Fifa en las Copas Américas y en los torneos juveniles y en cuanto al clubes sobresalen equipos como el Boca Junior y el River Plate, que han obtenido resonantes triunfos en Copa Libertadores y Suramericana, sin ignorar una pléyade de importantes jugadores entre los que encontramos a Diego Armando Maradona, Lionelo Messi, Carlos Tevez, Juan Ramón Riquelme, Daniel Pasarella, Jorge Valdano y otrora también sobresalientes jugadores de la talla de Alfredo Distefano, José Manuel Moreno, Amadeo Carrizo y otros más los cuales no cito para hacerme largo en este escrito.
Sin embargo, esa sucesión de gestas victoriosas y triunfantes en el fútbol que sin duda se encuentran en el ADN y en la naturaleza de los argentinos, se ven ocasiones ensombrecidas por ciertas actitudes censurables y grotescas como la que asumió el arquero de esa selección en el último mundial, Emiliano “Dibu” Martínez quien a los aficionados franceses que estuvieron en la contienda final les mostró sus genitales con el guante que había sido premiado como mejor arquero de esa justa ecuménica, los demás jugadores se burlaron con insultos del jugador Kylian Mbappe, para no hablar de la arrogancia que hacen algunos argentinos de autocalificarse que ellos no son suramericanos sino europeos, se les conoce también que cuando tienen una derrota futbolística se les dice que son llorones porque no aceptan su derrota, apelando a las trifulcas y agresiones, actitud que de veras lamentamos y que sabemos que no son de todos los argentinos y que ese comportamiento les genera rabia antipatía.
Valmiro de la Hoz Cantillo
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